Capítulos desconocidos de la historia de la Revolución cubana. Por Marta Requeiro Dueñas.
El cubano Marti Brenes, con diferentes títulos en su haber: Pedagogo investigador en historia y geografía graduado de la Universidad de La Habana. Teólogo titulado de la Universidad Pontifica de México, Master en la Nova Southeastern University de Estados Unidos. Como él mismo se define para simplificar: maestro, historiador, filósofo, teólogo y pasionista. Ha dejado saber una reflexión del por qué desapareció el término AFOCANTE del vocabulario cubano.
A modo de introducción:
En 1964, a solo cinco años del triunfo, Fidel Castro se manifestaba orgulloso del impacto que el Servicio Militar Obligatorio estaba teniendo en la juventud cubana. Planteaba el fracaso que instituciones como la familia y la escuela habían tenido, en muchos casos, en la educación de los jóvenes. "...Pues bien, lo que no pudieron enseñarles en la casa –señalaba–, lo que no pudieron enseñarles en la escuela, lo que no pudieron enseñarles en el instituto, lo aprendieron en el ejército, lo aprendieron en una unidad militar..."
Comandante Ernesto Casillas, jefe de las UMAP.
Por otra parte, su hermano Raúl entonces ministro de las FAR, aseguró en un discurso pronunciado el 17 de abril de 1965 que los objetivos de la Revolución solo se podían alcanzar con "una juventud de carácter templado", de "carácter firme", "forjado sobre el sacrificio", alejado de las "blandenguerías". Juventud que se inspirara "no en los bailadores de twist ni de rock and roll (habría incluido en reggaeton seguramente). Que no la influenciara alguna pseudointelectualidad", una juventud que se alejara "de todo lo que debilita el carácter de los hombres" -decía.
La Viola, Camagüey, 1967. La Psicologa Liliana Morenza con dos homosexuales de la Compañía 4, Batallón 7.
Matizando: Lo desconcertante de todo esto es que, en aquellos años, una parte muy considerable de la población cubana, creía que en el ejército se formaban hombres de bien. No se daban cuenta que eso más bien dependía de si te tocaba un jefe con preparación y equilibrio conductual.
En mayo de 1966, a unos meses de creadas las UMAP, Unidades Militares de Ayuda a la Producción, la Dra. María Elena Solé integró un equipo de psicólogos y médicos que formó parte de una operación secreta organizada por la dirección política del MINFAR, para diseñar y trabajar en programas de rehabilitación y reeducación de homosexuales en las UMAP.
Compañía 4, Batallón 7. "Hombres" en la fábrica de hombres. Aparece también la psicóloga Liliana Morenza.
Aquí viene entonces lo del término Afocante y la definición usada antes de las UMAP: Aquel que está en el foco, que llama la atención, que seduce, que deslumbra. No necesariamente homosexual. En fin afocante significa eso.
Clasificación "psicológica" el termino dada por las UMAP y el equipo de psicólogos que trabajaba en ellas: "Afocante" (cubanismo no recogido por el DRAE) manera negativa de manifestarse de aquellas personas que se distinguen públicamente por determinadas características físicas o morales.
Así se diseñó entonces el patrón A, es decir "afocante", para distribuir a los homosexuales en cuatro escalas: A1, A2, A3 y A4.
Afocantes tipo 1: Aquellos que no hacían "ostentación de su problema", eran revolucionarios, no querían irse del país, se comportaban normalmente, y estaban más o menos integrados a la sociedad.
En cambio el que "soltaba las plumas" (termino peyorativo) pero no tenía ninguna integración revolucionaria, ni le interesaba el proceso, y hubiera manifestado un interés por salir del país, era considerado del tipo 4.
"Allí habían revolucionarios –explica María Elena Solé–, pero si hacían ostentación de su problema, nosotros no lo clasificábamos como A1, sino como A4." A los demás se les enviaba a ocupar los otros grupos (A2 y A3) de acuerdo al grado de aberración moral o política, según apreciación de los "entendidos".
Según el historiador no faltó quien abogara por el exterminio masivo de los homosexuales.
Algunos de los exconfinados de las UMAP aseguran que el equipo de psicólogos hizo experimentos y pruebas de tipo conductual y reflexológico como le vino en gana, en los que se llegó a emplear, incluso, el electroshock.
Sin embargo, la doctora Solé asevera que las pruebas que se hacían estaban únicamente encaminadas a "medir inteligencia".
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