CHE GUEVARA. EL POSIBLE FIN DE UN FORZADO MITO. /Tercera Parte/. Por el Dr. Alberto Roteta Dorado.
Naples, Estados Unidos.- "Hice en mi vida cosas más importantes que capturar al Che Guevara". Como preámbulo al cincuentenario de su muerte, en junio del presente año, la Agencia EFE publicó las declaraciones del general retirado boliviano Gary Prado Salmón, quien en octubre de 1967 tuvo la dicha de capturar al Che Guevara. Según afirmó el exmilitar, fueron los más altos dirigentes del partido comunista de Cuba los encargados de enviar a Guevara "a morir a Bolivia" porque ya no lo toleraban.
En el prólogo de la nueva edición de su libro La Guerrilla Inmolada -ha tenido tres ediciones en Bolivia, una en Argentina, dos en España, una en EE.UU. y una en Italia-, obra que analiza el fracaso del Che con el grupo guerrillero que comandó hace casi medio siglo, sostiene la idea de que los altos mandatarios cubanos fueron los responsables del fracaso de la guerrilla y de la muerte del Che. "Después de tantos años lo que se ha desentrañado es que finalmente al Che lo mandaron a morir aquí. Se libraron de él. Esa es la realidad. (Fidel) Castro se libró de él. No tanto porque él quería, sino porque la cúpula del partido comunista cubano ya no lo toleraba por su carácter y su forma de ser impulsiva", declaró el militar retirado Prado Salmón.
Hace justamente cincuenta años, siendo un joven capitán, Prado Salmón dirigió el 8 de octubre de 1967 la patrulla que en la quebrada del Churo, en el sureste de Bolivia, capturó herido al Che y lo entregó a sus superiores, los que al día siguiente definieron su ejecución en una choza que funcionaba como escuela en la villa vecina de La Higuera.
Prado Salmón, adelantándose a la cuarta edición que tendrá en Bolivia el libro de su autoría, La Guerrilla Inmolada, en el cual narra los principales acontecimientos de la experiencia guerrillera, destaca la importancia para el destino de Guevara de que Fidel Castro hiciera pública la famosa carta de su despedida cuando el revoltoso se encontraba en el Congo, dirigiendo otro grupo de guerrilleros que fracasó de forma rotunda. Según su opinión, el dictador Fidel Castro hizo una "jugada maestra" porque con la publicación de esa carta, en la que el Che renuncia a sus responsabilidades con Cuba, le "cierra la puerta" a su retorno.
De igual modo destacó que uno de los combatientes de Guevara en Bolivia, Dariel Alarcón Ramírez, conocido como "Benigno", se refirió a una supuesta traición de Fidel Castro al Che. "Benigno decía que al Che le dio un ataque de furia cuando se enteró de la publicación de la carta porque esa carta era para el caso de que sea capturado o muerto, con la intención de salvar la responsabilidad oficial cubana en el Congo”.
El militar explica en su texto que la guerrilla en territorio boliviano no tenía sentido, por cuanto estaba debilitada y sin un objetivo definido, ni un propósito firme a seguir, lo que narra en el contexto de aquellos últimos días en los que hubo cuestionamientos por la conducción y la marcha de la columna sin un objetivo claro.
Dudas sobre la autenticidad de los restos del Che.
El simulacro del régimen cubano en torno al rescate de los restos de Guevara y su sepultura definitiva en un rimbombante mausoleo de la ciudad de Santa Clara, en el centro de Cuba, encuentra su justificación en relación con la hipótesis del militar boliviano Gary Prado Salmón. Aislarlo del mundo y dejarlo abandonado en intrincados parajes de suelo boliviano, para luego de casi treinta años asumir sus posibles restos y traerlos a suelo cubano, encontraría pues, una compensación que atenuaría los comentarios y especulaciones sobre la posible traición del dictador Fidel Castro, o de un complot encabezado por los más altos líderes comunistas cubanos para “quitarse de arriba” al despreciado y poco aseado -tenía como apodo Chancho, el nombre que en varios países de América se utiliza para nombrar al cerdo, conocido en Cuba como puerco, término que al ser usado de manera despectiva en un humano significa sucio, cochino, asqueroso, etc.- político argentino-cubano.
Por otra parte, la presencia de sus restos mortales en aquel sitio, donde su mito se fortaleció a partir de la famosa batalla de Santa Clara, serviría para perpetuar aquel culto que ya tenía dimensiones colosales para cuando se depositaron en el monumental mausoleo edificado en su nombre. Recordemos que Guevara fue enterrado con todos los honores militares el 17 de octubre de 1997, toda vez que sus supuestos restos exhumados fueron descubiertos en Bolivia y devueltos a Cuba. En el lugar existe una "llama eterna" encendida por el tirano Fidel Castro en su memoria, tal vez a modo de símbolo de un arrepentimiento por lo que hizo, si es que en seres como Castro -algo que pongo en duda-, fuera posible esta actitud.
Ahora los seguidores del “Mesías Americano” acudirían a rendir tributo al “caballero ya inerte, caballero ya inmóvil y andante”, algo que el régimen de La Habana hizo de manera premeditada y con alevosía. Miles de turistas de todas partes del mundo, en los que sigue ejerciendo su maléfico efecto, se darían cita para adorarle. Rockeros, raperos, reguetoneros, iletrados, delincuentes y marginados, fanáticos y comunistas, filósofos y hombres de ciencia, poetas y trovadores, literatos y empresarios, de manera inexplicable -tal vez el concepto de la directora ejecutiva de Archivo Cuba: Proyecto de Verdad y Memoria, María C. Werlau, quien ha definido al Che Guevara como “la figura emblemática de la mitológica ‘elegancia revolucionaria’ y el ícono por excelencia de la cultura de masas”, pueda explicarnos, en cierta medida, el fenómeno de la idolatría guevariana-, lo han seguido venerando, cual Avatâra de estos convulsos tiempos. Pero los visitantes no solo se encargarían de continuar difundiendo aquella parte visible y perceptible -solo la que conviene a los comunistas cubanos- de su historia, sino que dejarían sus honorarios para engrosar las arcas de los mandatarios de una nación que lo hizo suyo, aunque luego lo enviaran a la muerte.
Las investigaciones acerca del verdadero paradero de los restos del Che darían un vuelco rotundo a la historia, no solo del propio asesino, sino de la nación cubana, cuyo gobierno en total descrédito ante la comunidad internacional agregaría otra derrota si se llegara a demostrar la falsedad de lo que han considerado sus restos. Las pruebas de ADN, que el régimen cubano afirmó haber realizado, no son confiables, y ante el habitual secretismo de la dictadura cubana no sabemos si en realidad fueron hechas o no, amén de no poder saber en realidad el resultado de dichos exámenes.
Profesionales forenses cubanos aseguraron que practicaron pruebas de ADN a sus restos cuando fueron enviados a la Isla, en 1997. El médico forense Jorge González, jefe de la expedición cubana que trabajó en Bolivia entre 1995 y 1997 para encontrar los restos de Guevara, precisó que la investigación a través de pruebas de ADN se realizó inmediatamente después del regreso a Cuba, esto es, entre julio y octubre de 1997. El investigador precisó que los exámenes no fueron hechos con el objetivo de establecer la identidad de los restos del Che, por cuanto, según el criterio de varios expertos, ya se tenía la seguridad de la autenticidad de sus restos; no obstante, se hicieron para comprobar la validez del método en los cadáveres de otros miembros del grupo del Che en Bolivia de los que había menos información. "Era necesario tener la certeza que los métodos diagnósticos (...) de que los métodos empleados por nosotros eran de certeza", algo que no resulta confiable, toda vez que los investigadores responden a la arbitraria política cubana.
Foto debajo: Mausoleo en la ciudad de Santa Clara, Cuba, sitio donde se dice están los restos del Che Guevara. Cientos de turistas de todas partes del mundo siguen llegando para adorar a quien creen su ídolo a pesar de conocer de sus fechorías por el mundo.
Los análisis pudieran dar luz sobre un escabroso asunto, siempre que se hagan con rigor profesional y acorde a los principios éticos de la investigación científica. No obstante, todos sabemos que la dictadura comunista de la isla dispone de todo y de todos, y puede ocultar, difundir, adulterar, promover o eliminar a su capricho, y los resultados de unas pruebas de identidad legal no están excluidos de sus fechorías.
En la investigación del periodista y escritor español Juan José Benítez (1946), que sale a la luz 50 años después de la muerte de Ernesto Guevara, argumenta que los restos de Ernesto Guevara continúan enterrados en Bolivia, según él, repartidos en cuatro lugares diferentes del recinto de un batallón Pando en Villagrande, al sudeste de Bolivia. Su libro Tengo a papá, de la editorial Planeta, colección Biblioteca J.J. Benítez -obra “desmitificadora que nos descubrirá quién ordenó matar al Che, cuál era su cara oculta o cuál es el verdadero paradero de su cuerpo, entre muchos otros misterios alrededor de su figura”-, es el fruto de investigaciones de más de seis años en torno a las últimas horas que precedieron a la muerte del guerrillero comunista. Según Benítez, la historia ofrecida al mundo ha sido completamente desvirtuada al no coincidir con los resultados de su investigación.
De cualquier modo, lo que nos cuenta J.J. Benítez, dejando a un lado la pasión para poner el rigor investigativo, y el hecho de poner en evidencia las afirmaciones de la dictadura cubana respecto a la veracidad de los restos del Che, hemos de analizarlo detenidamente, por cuanto se le ha señalado con frecuencia el poco rigor de sus investigaciones, las que obvian el método científico, por lo que no son confiables y están sujetas a errores. Igualmente se le ha criticado porque en sus “investigaciones” muchas veces no se ofrece la fuente, lo que ha llevado a afirmar a algunos críticos de su obra que dicha fuente en realidad no existe, amén de su preferencia por el tema OVNI, y las dudas respecto a lo que en realidad se esconde tras dichos fenómenos, muchas veces tergiversados por la fantasía y la imaginación de pseudoinvestigadores.
No obstante, el escritor ha declarado en entrevistas publicadas en los últimos días que la investigación parte del testimonio de un exagente de la CIA con el que se entrevistó en Estados Unidos en 2011, alguien que fue testigo "de excepción" de la muerte del Che. Además se basa en los diarios de uno de los guerrilleros que acompañó al Che desde Cuba hasta su muerte y de uno de los oficiales del ejército boliviano que participó en su captura, quien relata cómo tras ser apresado y ejecutado por el ejército de Bolivia, el Alto Mando de las Fuerzas Armadas ordenó que el cuerpo del Che, tras ser exhibido y practicarle la autopsia, fuera incinerado para que sus cenizas fueran enterradas en un lugar secreto; pero el maldito cadáver se resistió al fuego, por lo que fue mutilado en cuatro partes que se enterraron cada una en un lugar diferente en el recinto del batallón.
Benítez aseveró que los servicios de inteligencia militar y el Alto Mando guardan las fotografías realizadas y las coordenadas geográficas de los emplazamientos. De igual modo afirmó que lo que cuenta en el libro está basado en testimonios recogidos en sus viajes a Bolivia, Cuba, Estados Unidos y Argentina, y que no se ha tomado en esta ocasión licencias literarias.
Estreno en Cuba de una obra musical dedicada al Che.
Mientras en el mundo se intenta desmitificar al siniestro asesino mostrando su verdadero rostro, y en su ciudad natal tiene lugar una gran campaña para la eliminación de cualquier monumento que pueda evocar su figura, en Cuba, el 2 de septiembre de 2017, en la sala principal del Gran Teatro de La Habana, tuvo lugar el estreno mundial de la cantata -y no de una ópera como todos los medios han repetido de manera errónea- “Che”, del reconocido compositor italiano Berardo Mariani, músico de reconocida trayectoria, que incluye numerosas condecoraciones y premios, incluido el de Música en los Jardines de Europa, del año 2000, con su obra “Ein Freund aus Ferne”, y una carrera con decoro, tanto en Italia como internacionalmente.
La obra está estructurada en once episodios, en los que se entrelazan fragmentos de textos del Che con extractos de enseñanzas de José Martí (1853-1895). Si bien el estreno de una obra musical dedicada a semejante personaje es per se una ofensa a la humanidad, la inclusión de textos pertenecientes a José Martí constituye una verdadera burla al más genuino y colosal de los cubanos, quien merecidamente se ganó el calificativo de Apóstol, al igual que los primeros seguidores del Cristo, alguien que no tiene absolutamente nada que ver con la revolución cubana de 1959, con el régimen dictatorial de los Castro, y mucho menos con el Che Guevara. De modo que no logro comprender cómo fue posible integrar el pensamiento puro y noble del hombre que se inmolara en Dos Ríos, que por derecho es el más genuino de los cubanos de todos los tiempos, y que la poetisa y pedagoga chilena Gabriela Mistral (1889-1957) lo definiera como el hombre más puro de la raza, con el pésimo legado que dejara el maléfico argentino.
Esta obra recién estrenada es un ejemplo más que convincente de aquel intento por continuar perpetuando la fantasmal imagen de Guevara a pesar del viraje rotundo que experimenta el resto del mundo respecto a la verdadera cara del guerrillero. Por suerte, la obra pasará “sin penas ni glorias”, y tal vez, jamás vuelva a ser ejecutada en ningún sitio del mundo, quedando solo como uno de esos tantos remanentes descabellados en torno al mito guevariano.
El polémico tema de las cifras de los asesinatos, ya sean los que cometió de manera directa tratando de satisfacer sus ansias de ver la sangre derramada, los que ordenara ejecutar, dado su cargo al frente de La Cabaña o de su rango militar en la Sierra Maestra, así como todos aquellos en los que de una u otra forma ha estado involucrado a partir de cierta dosis de responsabilidad -los que murieron recluidos, los que se suicidaron inmersos en la depresión causada por el ostracismo y los que murieron en la lucha contra la naciente revolución cubana, principalmente en las montañas del Escambray, al centro de Cuba- ha sido tratado de manera reiterada, sin que se tenga en sí un consenso acerca de la exactitud de sus crímenes, lo que, tal vez, esté en relación con el extraordinario número de víctimas del guevarismo y el desorden de aquellos tiempos, en los que se fusilaba, muchas veces sin juicio previo, sin causa establecida, y sin control estricto de los hechos.
Esto ha originado grandes diferencias en las múltiples referencias que se pueden consultar en relación con el tema. Los últimos datos presentados en PanAm Post, Noticias y análisis de las Américas, por el periodista argentino Marcelo Duclos (Buenos Aires, 1981), con una maestría en Ciencias Políticas y Economía, quien los asume de las declaraciones de la Fundación Internacional Bases en su campaña por eliminar monumentos y cualquier obra o elemento que haga alusión a la figura de aquel a quien consideran "un asesino del comunismo", ofrecen la perspectiva de un amplio número de víctimas que no limitan a sus asesinatos, sino que incluyen aquellos casos que de manera indirecta sufrieron los embates del comunismo guevariano. “El guevarismo en Cuba ha dejado 10.723 personas asesinadas por el régimen comunista, 78 mil muertos intentando escapar de la isla, 14 mil fallecidos en las intervenciones militares en el extranjero, 5.300 que murieron en la rebelión de Escambray (mayoritariamente campesinos y niños), persecución a intelectuales, homosexuales y disidentes”, se destaca en PanAm Post, (Marcelo Duclos, 2 de agosto de 2017).
Sería interesante que el compositor italiano llegara a interiorizar estos hechos, o pudiera penetrar en la palabra del asesino argentino. Tal vez pudiera incorporar a su cantata, como parte de los episodios en que está estructurada la partitura, algunos dedicados a los fusilamientos en La Cabaña, o utilizar como base para ser musicalizados y cantados por barítonos y bajos, extractos de sus discursos a la Organización de Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América Latina, en el que expresó: “El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así: un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal", o en su famosa intervención ante la ONU, en 1964, cuando dijo: “fusilamientos, si, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario (...) nuestra lucha es una lucha a muerte. Nosotros sabemos cuál sería el resultado de una batalla perdida (...) en esas condiciones nosotros vivimos por la imposición del imperialismo norteamericano."
He tratado de no ser reiterativo, ni de asumir ideas y conceptos demasiado tratados; pero resulta imposible tratar el tema del mito en torno al Che Guevara, y su absurda veneración, omitiendo la célebre frase que, cual ordinario mantra, han de repetir los niños cubanos adoctrinados por el régimen castrista a partir de los cinco años en que comienzan la enseñanza primaria, hasta los doce años en que la deben concluir. La sentencia ¡Pioneros por el comunismo!, que debe pronunciar de manera enérgica el líder estudiantil de cada centro escolar, constituye una de las más graves ofensas a aquellos que no quieren que sus hijos sean educados bajo las garras del comunismo. No obstante, han de resignarse a aceptar lo que el destino les deparó, por cuanto no tienen la posibilidad de acudir a otra modalidad de enseñanza, toda vez que en Cuba la educación está bajo el control estricto del gobierno castrista, y lo peor, es que las multitudes de niños sin saber lo que es el comunismo, y sin tener idea de la perversidad del llamado guerrillero heroico, han de repetir al unísono la espantosa frase: ¡Seremos como el Che!, lo que equivale a decir, ser delincuente, sucio, indeseable, prepotente, autosuficiente, farsante, psicópata y asesino.
Hacer perdurar lo imperdurable es el propósito de sus defensores, quienes le siguen ciegamente. Un puñado de comunistas recalcitrantes y fanáticos, que aún creen en la sombra fantasmal de aquel que con “hachón guerrillero” sigue haciendo el mal desde las tenebrosas profundidades abismales, “en lo oscuro, señora, en lo oscuro”, cautivando a jovenzuelos latinoamericanos necesitados de aventuras, que envueltos en la histérica oleada de los que aun, conociendo de su serie secuencial de crímenes, prefieren creer que las calumnias persiguen a los “héroes”.
(Final)
Vea desde la Primera Parte.
albertorot65@gmail.com
Publicado originalmente en la edición del lunes 2 de octubre de 2017 en Cubanálisis.
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