Virginia Dandan, ¿trastorno cognitivo? Por Elena Larrinaga. /DDC/.
La señora Dandan es una experta reconocida internacionalmente
en derechos económicos, sociales y culturales de la ONU. Ha sido presidenta del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas durante ocho años, desde 1999 a 2007, siendo miembro del Comité desde hace veinte años: 1990-2010.
Virginia B. Dandan fue nombrada por el Consejo de Derechos Humanos como experta independiente en derechos humanos y solidaridad internacional en junio de 2011. Asumió sus funciones el 1 de agosto de 2011.
La representante de la ONU en su visita a Cuba no ha mantenido ni siquiera el principio de imparcialidad, cuyos sinónimos, según el diccionario, son equidad, objetividad, justicia, honradez, rectitud, equilibrio, neutralidad e independencia. Se ha dejado llevar por la parcialidad y el partidismo.
Aduce que no estaba dentro de los parámetros de su mandato el tener acceso o conocimiento de la oposición en la Isla. ¿Qué significa para ella entonces el estudio de los derechos sociales y económicos? Ha tenido en su mesa todos los informes sobre la situación de los trabajadores cubanos y el sistema de contratación, así como la de exclusión social, y de represión, en todos los ámbitos, a la que es sometida una parte de la sociedad que no respalda la dictadura cubana. No tenía más que abrir los ojos para darse cuenta de las condiciones de vida de la población cubana.
Por sus declaraciones, no me queda más que pensar que la señora Dandan padece un trastorno cognitivo que le ha afectado la memoria, la capacidad de asimilación y la percepción, lo que la incapacita para ser la persona de referencia que valore la situación de los derechos humanos en Cuba.
Espero de todo corazón que se cure de su dolencia, que en cualquier caso, siempre es mejor que la ceguera voluntaria o la falta real de interés por la situación de millones de seres humanos. Asimismo, espero que Naciones Unidas tome nota de su enfermedad y que le conceda una baja temporal hasta su total recuperación.
La señora Dandan es una experta reconocida internacionalmente en derechos económicos, sociales y culturales de la ONU. Ha sido presidenta del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas durante ocho años, desde 1999 a 2007, siendo miembro del Comité desde hace veinte años: 1990-2010.
Virginia B. Dandan fue nombrada por el Consejo de Derechos Humanos como experta independiente en derechos humanos y solidaridad internacional en junio de 2011. Asumió sus funciones el 1 de agosto de 2011.
La representante de la ONU en su visita a Cuba no ha mantenido ni siquiera el principio de imparcialidad, cuyos sinónimos, según el diccionario, son equidad, objetividad, justicia, honradez, rectitud, equilibrio, neutralidad e independencia. Se ha dejado llevar por la parcialidad y el partidismo.
Aduce que no estaba dentro de los parámetros de su mandato el tener acceso o conocimiento de la oposición en la Isla. ¿Qué significa para ella entonces el estudio de los derechos sociales y económicos? Ha tenido en su mesa todos los informes sobre la situación de los trabajadores cubanos y el sistema de contratación, así como la de exclusión social, y de represión, en todos los ámbitos, a la que es sometida una parte de la sociedad que no respalda la dictadura cubana. No tenía más que abrir los ojos para darse cuenta de las condiciones de vida de la población cubana.
Por sus declaraciones, no me queda más que pensar que la señora Dandan padece un trastorno cognitivo que le ha afectado la memoria, la capacidad de asimilación y la percepción, lo que la incapacita para ser la persona de referencia que valore la situación de los derechos humanos en Cuba.
Espero de todo corazón que se cure de su dolencia, que en cualquier caso, siempre es mejor que la ceguera voluntaria o la falta real de interés por la situación de millones de seres humanos. Asimismo, espero que Naciones Unidas tome nota de su enfermedad y que le conceda una baja temporal hasta su total recuperación.
Publicado en /Diario de Cuba/.
Virginia Dandan, la experta que no hace preguntas. Por Eliécer Àvila. (14 y medio).
La Habana | Julio 15, 2017 Este viernes concluyó su visita a Cuba la experta en Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Virginia Dandan. La conferencia de prensa que ofreció antes de partir alimentó las expectativas, luego de pasar varios días de intenso programa de reuniones y actividades “en el terreno”.
Sin embargo, en sus declaraciones la funcionaria filipina no hizo mención a la situación de los Derechos Humanos en la Isla, sino que se limitó a elogiar su sistema de cooperación internacional. De paso, aprovechó para lamentar las limitaciones del país para acceder a nuevas tecnologías debido al embargo estadounidense.
Su miopía analítica reavivó las críticas de muchos hacia los organismos internacionales vinculados –o no- a las Naciones Unidas (ONU). Una “burocracia” internacional que ya no responde a su sentido original y se ha convertido en palanca de influencia para que algunos Gobiernos manipulen sus mecanismos y a sus funcionarios.
Esta práctica tocó techo cuando las representaciones de Corea del Norte, Venezuela y Cuba presidieron el consejo permanente de DD HH en Ginebra. Que estos violadores confesos ocuparan tales responsabilidades no resulta lo más preocupante, sino que el resto del mundo lo aceptara sin presionar por su inmediata destitución.
Tras ese incidente, queda poco espacio para el asombro, pero la señora Dandan ha logrado agregar cuotas de indignación contra el organismo que representa. A pesar de ser una experta, se permitió hablar desde la desinformación sobre un Gobierno que no oculta -y hasta se enorgullece- de violar los derechos fundamentales de sus ciudadanos.
A la experta le habría bastado una búsqueda en las redes sociales para encontrar evidencias de la situación que viven los cubanos. Hubiera visto los videos con turbas al servicio del Gobierno que gritan “abajo los derechos humanos” e imágenes de registros policiales donde se arroja la Declaración Universal a una bolsa de criminalística como “prueba” de actividad subversiva.
Si antes de llegar a Cuba, Dandan no tuvo tiempo de revisar internet, con tan solo mirar por la ventanilla del vehículo que la trajo del aeropuerto hasta la ciudad, se hubiera dado cuenta del culto a la personalidad que aplasta, aburre y asusta. Las numerosas vallas y carteles que a lo largo de ese recorrido imponen la imagen de los dos hermanos que han gobernado el país por casi 60 años son un detalle distintivo de un totalitarismo, y no debieron haber pasado desapercibidos a su ojo de aguzada profesional.
Por otro lado, la señora Dandan se especializa en el área de la educación pero no se fue a las calles habaneras a preguntarle a un niño sobre la enseñanza de los derechos humanos en su escuela, o -más precisamente- sobre los derechos del niño. En lugar de eso, prefirió las reuniones en los cómodos salones del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos o en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
A la experta le hubiera bastado indagar con cualquier transeúnte sobre si pertenecía a un partido u otro, o sobre su candidato predilecto para las próximas elecciones, para recibir una respuesta preocupante, pero ¿Estaba dispuesta Virginia Dandan a escuchar esa parte de la realidad?
Sin dudas, el Gobierno de Raúl Castro calculó la utilidad de la visita de la experta y la reservó para que tuviera lugar a pocos días de ver la luz el nuevo Acuerdo Bilateral con la Unión Europea y su cláusula sobre el respeto a los DD HH que tanto ha molestado al oficialismo.
Una situación que coincide con el cambio de retórica de los Estados Unidos y la nueva política de Donald Trump hacia la Isla. “Buen momento”, de seguro pensaron en la Plaza de la Revolución, para sacar una carta de abajo del brazo y generar algunos titulares positivos sobre Derechos Humanos.
Sin embargo, ha sido tan precaria y parcializada la opinión de la experta elegida para hacer el diagnóstico que ni siquiera ha logrado amortizar la inversión que hizo el Gobierno para cubrir los días que pasó en la Isla.
En el caso de Cuba, Dandan perdió la oportunidad de poner el oído más cerca de los padres de familia, los ancianos, los jóvenes, los emprendedores que intentan sacar adelante un proyecto independiente y los activistas que reportan las frecuentes violaciones de los derechos humanos. Prefirió escuchar a los victimarios en lugar de las víctimas.
Publicado en /14 y medio/.
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