La Cuba que no pertenece a Cuba. Por Marta M. Requeiro Dueñas.
Hubo una época en que lo veía natural.
Comprendía, por decirlo de alguna manera, que la playa de Varadero no fuera nuestra a pesar de estar en el territorio cubano. El inconsciente me devolvía la imagen de esa franja de tierra, como a muchos, como si formara parte de otro país al estar destinado al disfrute del turista extranjero. Se necesitaba avanzar y en una isla con clima y geografía favorable los recursos los aporta mayormente el turismo, de ahí que hasta orgullo sentía de aquello.
Pero los años pasan y como parte de un plan macabro las zonas donde vive el pueblo, el cubano de a pie, se deterioran y en contraste cada día son más los centros turísticos habilitados con comodidades, lujos y la última tecnología en función de servir mejor al visitante foráneo. Se "maquillan" las fachadas de las casas o lo visible, para que el que va de visita no vea, y el resto se cae de a poco.
Una vez nos "vestimos como turistas" y partimos a disfrutar de ese, hasta entonces, desconocido lugar de Cuba, habíamos llegado con los niños previamente advertidos en cuanto a cómo comportarse y dispuestos, después de pasar las de Caín con el transporte desde La Habana hasta allí, a pasar una exquisita jornada. El lugar estaba lleno de perseguidoras y policías que le alcanzaban una pelota al hijo de un turista pero "programados" para detectar e impedir que los cubanos y sus hijos se bañaran en las transparentes aguas del balneario.
No pasó mucho tiempo cuando fuimos detectados por dos policías que nos ordenaron desalojar la zona como si fuéramos delincuentes y nos dijeron que fuéramos para Santa Marta, la playa del pueblo.
Hoy es más elitista la zona, delimitada e infranqueable. Prestigiosas cadenas internacionales como Meliá, Iberostar, Occidental, Blau, H 10, Riu, Pestana, Blue Diamond, entre otras en proceso de incorporación, gestionan el 87 % de la plantaforma destinada al turismo. En el 2014, con menos infraestructura que ahora, Cuba era el país latinoamericano con las empresas hoteleras más grandes, ocupando el número uno en el ranking de las 300 cadenas de mayor envergadura, según la revista Hotels. Paralelo a este universo de instalaciones turísticas con inversión extranjera están los hoteles construidos y gestionados por Gaviota y Cubanacán, del Grupo de Administración Empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (GAESA), que además tienen bajo control las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) Caribe, la empresa Gaviota, Aero Gaviota, Cubanacán, el Cimex y Habanos.
Hoy el ciudadano pena por conseguir un bloque o un poco de cemento para reparar su ruinosa casa y, más penoso aún, se contratan empresas extranjeras para llevar a cabo los proyectos impidiéndole a un profesional o a un obrero nacional realizarlos y devengar un mejor salario.
Fuimos engañados y es tiempo de dejar de creer que las ganancias que deja el turismo chorrearán hacia el pueblo y los más necesitados.
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