LA RECOGIDA DEL CAPRI (2da parte). Por Manolo Pozo.
En agosto de 1968 las tropas del Pacto de Varsovia invadieron Chescolovaquia, la información nos llegó a través de la radio extranjera, ya que las emisoras castristas nada informaron al respecto.
La Voz de América y la BBC de Londres entre otras estaciones de onda corta nos servían a los cubanos más audaces y con deseo de vivir informados de lo que pasaba en el mundo, y en este caso la intervención de la Unión Soviética en aquel satélite comunista. Se hablaba de una incursión militar realizada por las tropas de los cinco países socialistas del Pacto de Varsovia en la noche del 20 al 21 de agosto de 1968, lidereados por Moscú, en la que invadieron la Republica Socialista de Chescolovaquia por lo avanzado que estaban en aquel país algunas reformas sociales y de liberalización iniciadas mayormente por la juventud praguense. En la intervención participaron tropas de las repúblicas de Polonia, Hungría y Bulgaria. Tengo entendido que Alemania y Rumania no llegaron a intervenir en aquella ocupación, aún perteneciendo al mencionado bloque comunista. En aquel asalto sangriento al pueblo chescolovaco participaron más de 500,000, soldados que dejaron cientos de heridos y más de cien muertos, todo para terminar radicalmente con las reformas que el pueblo de Chescolovaquia había iniciado y que terminó en la conocida Primavera de Praga.
Nunca nos imáginamos lo que nos provocarían aquellos sucesos de 1968, en Europa del Este.
Los que permanecíamos en nuestra concha extravagante -criticados y maldecidos por el resto de la ciudadanía- e importándonos muy poco o nada la maldita tarea revolucionaria ya estábamos llegando a los límites de nuestros paseos ordinarios por las calles de la Rampa. Ya a la altura de septiembre haciendo trillo en el malecón, desde el Maine hasta la Puntilla el pequeño movimiento fue visible y frecuente en la nocturnidad del área. El hotel Capri y sus calles aledañas era otro punto de referencia preferido por muchos, por la calle 21 hasta la calle O (Nacional y Monseñor). En este año mi asistencia escolar y la de muchos era fatal. A estas alturas todavía me costaba dejarme crecer el pelo, ni mis padres ni la escuela me lo permitían, aunque ya varios jóvenes lucían su melena hasta el cuello. Recuerdo a mis amigos Carlos Andú y Angelito Butterfly, solo dos de los primeros peludos desobedientes de entonces. No existían desórdenes groseros ni causas que nos hicieran delicuentes, por lo regular no había problemas de alcohol y drogas, la música y un estilo de vida era suficiente para inculparnos. El régimen incrementó controles y fichajes. Los CDR hacían su parte y nosotros la nuestra, no haciéndole caso a nadie.
El 25 de septiembre de 1968, sucedió lo que se venía venir. Hasta ese día y en conexión con los hechos de Praga las cosas empeoraban, la persecusión aumentaba y las detenciones eran frecuentes en cada esquina de la zona. Los más "afocantes" pagaban rápido las consecuencias, los cuarteles de policía en ocasiones no admitían más detenidos por lo que eran comunes los hacinamientos en estaciones como la de Zapata y C, en el Vedado y otra que habilitaron donde había una escuela en 23 y 2, también en el barrio. Al lado del Pabellón Cuba instalaron un local del MININT, de donde salían los represores del área en su misión de hostigamiento. Ya los conocíamos, algunos con el tiempo se hicieron veteranos cazando jóvenes peludos y muchachitas en mimifaldas a los que detenían sin razones, solo por las apariencias que a Castro y sus discípulos se le hacían perturbadoras y antisociales. Y sonó la recogida.
En la tarde del 25 entrando la noche, salí rumbo a la zona con Felo Carvajal y Jorgito Crespo Brunet (el francés), mis amigos de correrías, ambos se criaron conmigo en el barrio y ese día, primero fuimos al parque del Carmelo de calzada y desde ahí andando llegamos hasta la Rampa (se caminaba mucho en ese tiempo), la intensión era llegar al Capri, pero como siempre "marcamos" primero en Coppelia. Le dimos la vuelta a la heladería y por la calle L, bajamos hasta 21. Después de rebasar el restaurante La Roca (calle 21 esquina a M), vimos un desbarajuste que avanzaba sobre nosotros y salimos corriendo de regreso, no conectamos de inmediato con lo que sucedía, asumimos que se tiró la policía, pero no nos imaginamos la magnitud represiva.
En la estampida se unieron dos amigos de Marianao, Bacteria y Cosme el Colorado, ellos estaban cerca del Pabellón Cuba cuando vieron dos carros civiles parquear frente al Club 21 (restaurante) y acercarse a un grupo que hacía media en la esquina del hotel; cuando vieron otro movimiento policiaco cerca se desprendieron en dirección a nuestra ubicación y fueron los primeros que nos hicieron saber parte de lo que pasaba. El área se puso fea, los silbatos de los "monos" sonaban en todas direcciones, sobre todo hacia Coppelia y el Capri. Llegamos hasta la esquina de L nuevamente y bajamos por esa calle, diferentes grupos íban y venían..., evidentemente se trataba de un cerco que cubría toda la zona.
La recogida del Capri no se desarrolló solamente durante esa noche y en esa área.
Efectivamente ese día cientos fueron apresados y llevados a diferentes centros de detención de la ciudad, pero la operación continuó en los barrios habaneros. En la zona de la Rampa durante algún tiempo se estableció una especie de "toque de queda" que manifestaba la intensión de la dictadura de acabar definitivamente con la exteriorización de un grupo que ya no era inadvertido por los ciudadanos de la capital. Tres días después de la recogida , el día de los CDR (28 de septiembre), el tirano mencionó en su discurso a los "vagos y delincuentes antisociales, influenciados por el imperialismo y enemigos de la revolución"; Publicamente dijo que "merecían ser fusilados por lo que la revolución del pueblo no iba a permitir esa conducta"... Envió un mensaje de coerción a nuestros padres y de nuevo los CDR y las escuelas actuaron intimidando, citando a algunas familias y advirtiéndoles de las cosecuencias.
Más de 1000 detenciones se efectuaron en aquella operación castrista.
Algunos solo estuvimos detenidos horas. Otros días, meses y años. Hubo varios intentos de suicidios en los centros de detenciones a donde llevaron a los considerdos adultos y conocidos. La cárcel de mujeres y las prisiones para hombres recibieron a cientos de muchachos inocentes castigados en aquella redada. Hay historias de muertos, crímenes evidentes del régimen. La recogida del Capri no fue un suceso de detenciones y persecución ideológica solamente, además fue el aviso de la doctrina Fidelista para quienes ligeramente se les opusiera, sin importar edad y género. El alerta revolucionario por pensar diferente, vestirse diferente, bailar y caminar diferente. Una amenaza para los que seguimos siendo quienes fuimos no obstante los peligros rabiosos del comunismo cubano.
Vea la /3ra. Parte/.
...Continua.
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