“¿Me lo dejo… o no me lo dejo?” Por Eliseo Matos Cubanet 22 de noviembre de 2016
Según estudios, desde 1980 más de un tercio de los embarazos en Cuba termina en aborto LA HABANA, Cuba.- Cuando el reloj marca las ocho de la mañana, hora de comenzar las consultas en diferentes hospitales del país, cientos de mujeres embarazadas esperan por ser atendidas. Entre ellas, una gran parte no desea dar a luz a su criatura y optan por el aborto.
Hasta el año 1879, y promulgado por Decreto Real, se remonta la ley más antigua sobre la interrupción voluntaria del embarazo en Cuba. Ya para 1936, y bajo el Código de Defensa Social, que se mantuvo vigente hasta 1959, las condiciones que permitían la realización del aborto cambiaron: era permitida la intervención quirúrgica si la vida de la madre corría peligro, si el embarazo era producto de violación y ante posibles malformaciones de la criatura.
En los albores de la década del 60, una nueva política encaminada a librar ataduras en los servicios médicos en la isla se adoptó por el nuevo gobierno. Se flexibilizaron las leyes de 1936 y se permitió abiertamente el aborto en la nación caribeña.
Según datos ofrecidos por el Anuario Estadístico del Ministerio de Salud Pública de Cuba, en el pasado año 91 500 mujeres de entre 12 y 49 años de edad optaron por el aborto inducido, 5 718 más que el año anterior. Este documento, que recoge datos desde 1980, asegura que hasta el 2015 unas 3 529 817 mujeres de los rangos de edades antes mencionados se realizaron la intervención, lo que posiciona la mayor de las Antillas como el país con mayor frecuencia en realización de este tipo de prácticas.
Por este motivo, la organización sin fines de lucro Guttmacher Institute, que promueve la salud reproductiva bajo los principios y la definición establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicó que “Cuba tienen una de las tasas de aborto más altas documentadas. Este resultado en Cuba puede atribuirse a un deseo de baja fertilidad combinado con el acceso a una gama limitada de métodos anticonceptivos y la baja calidad y los suministros anticonceptivos irregulares. Una alta proporción de abortos son obtenidos por adolescentes, lo que sugiere una alta tasa de actividad sexual entre los adolescentes que desean posponer la maternidad”.
Iglesia y Estado, una lucha campal
El Papa Francisco ha referido en varias ocasiones que el aborto es un problema humano, un problema médico. “Se asesina a una persona para salvar a otra (en el mejor de los casos) o para vivir cómodamente”, expresó en una conferencia de prensa en su vuelo de regreso de México a Roma en febrero de este año.
Tampoco las autoridades eclesiásticas cubanas se han hecho esperar con respecto al tema. En la primera entrevista concebida por el actual Arzobispo de La Habana, monseñor Juan de la Caridad García, a la revista Palabra Nueva, expresó que el aborto es la primera violación de los derechos humanos.
“Si mi mamá se hubiera hecho el aborto de mí, no estaría aquí. Lo puede afirmar cualquier ser humano viviente. Imaginemos que todos los niños tienen a su papá y mamá juntos. Viven juntos, comen juntos, conversan juntos, discuten juntos, juegan juntos, pasean juntos. Imaginemos a toda Cuba así. Un pueblo feliz. Intentémoslo y muchos problemas se solucionarán”, expresó.
En contraposición, los medios oficialistas cubanos alegan que “la libre elección de decidir sobre su reproducción y su futuro, es uno de los grandes logros que ha tenido la mujer cubana dentro la Revolución”.
En este sentido, en la Isla el aborto es legal y gratuito y para efectuar el procedimiento sólo se precisa una aceptación escrita de la paciente por posibles consecuencias, y la autorización paterna si es menor de edad.
Un problema de hoy
Los factores por los cuales una madre cubana no desea tener hijos son múltiples. La crisis que ha atravesado a la nación por varias décadas hace que las condiciones para tener hijos sean bien difíciles, sobre todo por lo costoso que resulta mantener a un infante entre caros pañales, alimentos, ropa y otras atenciones necesarias. Si a ello se añade que una parte de esas futuras madres han sido abandonadas por sus parejas, el problema se complejiza aún más.
Los métodos más utilizados en la actualidad son el legrado obstétrico y el empleo del fármaco Misoprostol. El primero consiste en una operación vaginal que se realiza a ciegas y puede acarrear perforaciones intrauterinas, infecciones, reacciones a la anestesia, e incluso causar infertilidad a largo plazo o la muerte durante el acto quirúrgico.
Por su parte, el Misoprostol es un producto análogo a la hormona prostaglandina E1 que ayuda a contraer el útero y a dilatar la cervical, lo que facilita la recuperación de la paciente.
Según un estudio sobre el tema, realizado por las doctoras cubanas Luisa Álvarez Vázquez y Nelli Salomón Avich, entre 1975 y 1990 las tasas variaron entre más de 40 y menos de 60 abortos por cada mil mujeres en edad fértil, y entre 1993-2010, la relación de aborto descendió a menos de 60%; pero en el año 2009 llegó a 64,9%.
Desde el 1980, se observa que más de un tercio de los embarazos terminan en aborto.
Uno de los problemas señalados en el estudio reflejó que los adolescentes empiezan sus actividades sexuales sin una preparación previa y que el fenómeno se produce mayormente por el bajo nivel de educación sexual y la falta de actitudes responsables.
“Convertido en un problema de salud prácticamente, el aborto es uno de los principales causantes de la infertilidad en el país, unido a otras conductas tales como el inicio más temprano de las relaciones sexuales y la promiscuidad, el poco y mal uso de los métodos anticonceptivos, y el impacto negativo que en la salud reproductiva tienen las enfermedades de transmisión sexual”, añadió la investigación.
Todo esto, unido a que en la Isla los embarazos han disminuido considerablemente, harán que para el 2050, Cuba haya perdido un 3,6% de la población actual, según especialistas del tema, lo que hace saltar las alarmas en los factores y problemáticas demográficas que esto traerá para un futuro lleno de sombras.
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