Lo que pasa hoy en Cuba en los estertores de los Castros rompe con todo de lo que los hermanos presumieron, se jactaron y declararon dentro y fuera del país. Se han desnudado ante el mundo y han mostrado el rostro inhumano que tanto ocultaron y enmascararon: seres brutales, criminales y ateos, sin compasión ni arrepentimiento, que carecen de ideología- pues se hicieron polvo hace tiempo todos los paradigmas del llamado socialismo que ya utilizan abiertamente sus fuerzas represivas a pesar de que las graben en su miserable actuar y se denuncien y difundan las imágenes por todo el orbe.

   Ya no queda la menor duda de que existe una dictadura brutal en la Patria. Raúl Castro dio a entender en la visita de Obama que no había presos políticos haciendo un tamaño ridículo al ponerse nervioso y no oír por los audífonos ante la prensa internacional. Ya en todos los actos de repudio y golpizas aparecen sin pudor alguno los uniformados del régimen ya se trate de policías, tropas anti-motines o miembros de la seguridad del estado. “Nunca nuestra policía se utilizará contra el pueblo”, afirmó el dictador en innumerables ocasiones  y también dijo “que jamás se había torturado a nadie ni había ningún desaparecido”.

   Todo se derrumbó, como decía la letra de aquella canción. ¿Qué calidad ni valores humanos puede tener una persona o un gobernante que permita que sus agentes más o menos enmascarados arremetan contra mujeres pacíficas como las heroicas Damas de Blanco que todos los domingos desfilan con una flor en sus manos? ¿Por qué les temen tanto y dan este espectáculo grotesco que tanto afecta la imagen del régimen? Recientemente Pablito Milanés escribió que han dejado pequeña la terrible violencia de género cuando esos que vergonzosamente se las dan de hombres, con pistolas escondidas en la cintura, golpean a indefensas mujeres. ¿Cómo pueden llamarse presidentes mientras parte de su pueblo, abandonado a su suerte, como si no fueran ciudadanos cubanos, se decide a atravesar solo la terrible selva de Darién, en busca del sueño americano, huyendo de sus suelo natal y dejando todas sus pertenencias?.

   Quiera Dios que no mueran los valientes y heroicos huelguistas que en terrible holocausto pelean en Cuba por todo nuestro pueblo. Si ello sucediera esos nombres gloriosos serán registrados para siempre en el alma de la Patria sufrida y se sumarán a los cargos por los que tendrán que responder los hermanos Castro, así como sus familiares que los apoyan por cómplices de la debacle que abate  la nación. El presidente Obama también tendrá que ver con estas nuevas muertes por no exigir al general sin combates que cesen los desmanes y la represión contra los opositores pacíficos. Tendrá que pedirle perdón al Señor por permitir que de nuevo los asesinos cubanos se salgan con la suya como han hecho con todos los presidentes norteamericanos hasta hoy.

   A los cubanos nos ha tocado perder por muchas razones. El país más cercano a Estados Unidos luego de México y Canadá, a 45 minutos de vuelo, en el traspatio como se dice y tenemos el record dictatorial más largo de América: casi 60 años de despiadado gobierno castrista con un país devastado, dividido y en éxodo constante. Cuando la Guerra de Independencia cubana la Gran Nación Americana intervino en el conflicto y se enfrentó a España con decisión y valentía, vertiendo su sangre junto a los curtidos mambises, destruyendo la flota española, bloqueando la Isla hasta posibilitar la victoria que se vislumbraba muy lejana por el agotamiento de las partes contendientes que ya llevaban casi 3 años de bregar. Lo que decidió a intervenir a los norteamericanos fue el sufrimiento del pueblo cubano azotado por las epidemias, el hambre y la represión, como se refleja en los documentos históricos y en la prensa de la época.

   Estados Unidos es un país bendecido por Dios porque es baluarte de la libertad y la justicia en el mundo y nunca ha dejado de contribuir con su ayuda a todos los países necesitados cuando las fuerzas naturales traen desgracia y muerte, cuando los conflictos de todo género se suceden en cualquier parte de este agitado planeta. La contribución en vidas de Norteamérica desde la primera y la segunda guerra mundiales, en Corea, Vietnam y en otros problemas en tantas partes del globo ha sido muy grande. No pretendemos que los norteamericanos vuelvan a pelear a Cuba a darnos la libertad pero la nación más poderosa de la Tierra tiene muchas vías de acelerar este proceso y quitarse al fin esa mancha, ya son muchos años de dolor y  sacrificio, es una mácula que tiene este gran país al permitir que unos tiranos cobardes e inhumanos martiricen a todo un pueblo por casi 60 años y tan solo a unos minutos del Imperio de la Libertad y las Oportunidades  se sigan burlando descaradamente de sus gobernantes. Sentenciaba Albert Einstein que “el mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad”.

                             raoctubre99@yahoo.es