El azúcar de caña y la Cuba que ya no es lo que fue. Por Alberto Gutiérrez Barbero.
Antes de 1959 Cuba era un país que no se encontraba totalmente desarrollado, pero a partir de aquel aciago año la tiranía castrista lo hundió en un abismo que aún es una muy trágica realidad. En 1512 el conquistador español Diego Velázquez introdujo la caña de azucar en Cuba y la industria azucarera se inició a finales del siglo XVI como significante base de la entonces economía colonial,mientras que los primitivos ingenios incrementaron la horrible esclavitud de africanos. A mediados del siglo XVIII el uso de la máquina de vapor y la inauguración del sistema ferroviario en el suelo cubano -"La Junta", la locomotora de 1837 aún se exhibe en el habanero edificio terminal de ferrocarriles- facilitaron notablemente la producción azucarera hasta que la Guerra de los Diez Años causó una reducción. La devastación concluyó en 1878 al final de esa guerra coincidiendo con la liquidación de la esclavitud.Las zafras también fueron muy reducidas luego que comenzara la Guerra de Independencia en 1895, sin embargo en el siglo XX durante los primeros años de la república cubana se efectuó una recuperación al construir denominados centrales productores de azúcar con el incremento de vías férreas y la extensión de las zonas cañeras. La Primera Guerra Mundial y la post-guerra fueron muy favorables para un mayor crecimiento de la industria azucarera cubana. Muchos centrales en el país se conocieron como colosos por su gran capacidad de molienda y a la riqueza adquirida por el aumento del precio del azúcar vendido al exterior se le llamó "danza de los millones" De todas maneras al no cesar la dependencia y crisis por los vaivenes en el mercado mundial, el insigne poeta Agustín Acosta en su poema "La Zafra" escribió" Se ignora, mientras rauda danzas en la turbina, si serás nuestra gloria o serás nuestra ruina". La economía cubana también tuvo otra bonaza durante la Segunda Guerra Mundial debido a la producción azucarera y sus industrias derivadas.
Después de la mayor contienda bélica de la historia en la provincia de Camagüey el central Jaronú, que sin dudas era el más moderno del mundo, aproximadamente produjo un millón de sacos de azúcar en una zafra mientras gran parte del pueblo cubano sin tener en cuenta las favorables exportaciones ,no cesaba de alabar al cuestionable Presidente Ramón Grau porque según decían "todo el mundo tenía cinco pesos en el bolsillo". Obviamente la proximidad al norteamericano mercado consumidor indicaba una ventaja a pesar de las limitaciones por el sistema de tarifas en los mercados extranjeros y se escuchaba la frase "Sin azúcar,no hay país" ,del Senador José Manuel Casanova. Luego del golpe de estado que en Marzo de 1952 depuso al Presidente Carlos Prío, el Dictador Fulgencio Batista intentó obtener el apoyo de sectores obreros al crear el fondo de estabilización del azúcar. Cursando el bachillerato en medio de la algarabía política supe que habían 161 centrales azucareros cubanos, que sólo menos del 40% eran propiedad de extranjeros y que la continuada dependencia de la producción de azúcar a veces amenazaba la economía nacional. En aquellos años se intensificó la diversificación de los subproductos de la caña con resultados positivos y en Cárdenas hasta se inició la fabricación de papel usando el bagazo como material prima.También hubo una considerable prosperidad y avances en diversos aspectos sin ser afectados por la creciente oposición al ilegal régimen batistiano y la represión policíaca /militar en contra de los oponentes. Las posibilidades hacia un futuro mejor en Cuba paulatinamente frenaron luego que prevaleciera la marea verde olivo en nombre de la revolución el 1 de Enero de 1959 y su "comandante" convertido en naciente tirano muy pronto "mandó a parar". Sin que importaran su verborrea, estupidez y siniestras características, curiosamente un tremendísimo porcentaje de cubanos oscilando entre la histeria, la irresponsabilidad, lo canallesco, etc. en un principio aplaudieron sin vacilar, pero en el desbarajuste dirigidos a pérdidas materiales y a la tiranía muchos de los perjudicados concluyeron exclamando "¡me engañaron!" Níagara, San Ramón, Andorra y Toledo son algunos nombres originales de centrales azucareros que recuerdo. Casualmente hace muchas décadas visité el Préston y el Bostón en la Provincia de Oriente, hoy descuartizada en la división administrativa al igual que el resto de la decadente Cuba, muy empobrecida, oprimida y que ya no es lo que fue. Cordialmente,
albertogutierrezbarbero@comcast.net
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