La oposición ve en el congreso del PCC una muestra de radicalización e inmovilismo en el régimen Diario de Cuba 19 de abril de 2016
Miembros de la oposición, dentro y fuera de la Isla, coincidieron este martes en opinar que los resultados del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) muestran la inexistencia de voluntad del régimen para iniciar un proceso real de apertura política. Algunos auguran el inicio de un proceso de "purga" de figuras proclives a una mayor liberalización política y económica que puedan oponerse al traspaso de los puestos de mando del país a perfiles leales al régimen.
El líder del partido Arco Progresista, Manuel Cuesta Morúa, afirmó que "desde el discurso" de Raúl Castro el sábado en el Congreso "no ha habido ninguna sorpresa". En su opinión, "el Congreso ha dado la espalda a la nación o también podemos decir que la nación le ha dado la espalda al Partido".
Para Cuesta Morúa "no ha habido nada nuevo" y la reelección muestra que "el Gobierno teme el proceso inevitable de transición" porque "no tienen manera de controlarlo, mucho menos si las principales figuras se alejan del poder político".
El líder de Arco Progresista señaló que "los que mantenían todavía esperanzas" respecto al VII Congreso del PCC, el Gobierno "les acaba de dar una mala noticia" ya que más que pragmatismo e innovación lo que está haciendo es "remendar el socialismo real en Cuba con una política de parches".
El director del grupo Estado de SATS, Antonio G. Rodiles, comentó por su parte que lo ocurrido en el Congreso "va en sintonía con lo que venimos diciendo desde el 17-D". La intención del régimen "es transferir el poder" y la reelección de la vieja guardia busca "ajustar las tuercas para que el castrismo evolucione hacia el neocastrismo".
Para Rodiles es "muy predecible" lo que está ocurriendo desde "la óptica de la transferencia de poder". El opositor consideró que la política anunciada de renovación de cargos y limitación de edad "responde a la construcción de nuevas lealtades para el clan de los Castro y sus aliados".
Esta situación se reproduce no solo en el Partido sino también "en las Fuerzas Armadas y en los cuerpos represivos", advierte Rodiles, que subraya que este proceso se da en el marco de una escalada represiva que ya se evidenció durante la visita de Obama.
"Toda la represión y violencia que se desató también el día que llegó Obama era una señal para todos, para los opositores, para la gente del pueblo y la gente que está en el sistema", reiteró Rodiles.
El activista señaló que los que albergaban esperanzas de cambio, "quienes hablan de reformas y grietas, posibles fisuras para trabajar en ese espacio, están viendo un discurso muy transparente y claro y es que el castrismo solo piensa moverse hacia el neocastrismo".
En el mismo sentido, la abogada independiente Laritza Diversent, directora del centro de asesoría legal Cubalex, considera que todo lo que ocurrirá en 2018, cuando Raúl Castro ha dicho que dejará el poder, será solo "un gesto formal".
"Mientras que el sistema político y electoral siga inamovible, quien tiene el poder es Raúl Castro como primer secretario del PCC. Quien maneja los hilos del Gobierno es quien lidera la organización partidista", explica.
"Todavía quedan más posibilidades antes de decir que todo está perdido", considera. Pero, por el momento, "lo del cambio en materia de poder sigue siendo un cuento de camino".
Juan Antonio Blanco, nuevo director ejecutivo de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FDHC), se preguntó por su parte si realmente alguien esperaba alguna novedad del Congreso. La lectura que puede hacerse "es que de él no sale nada realmente nuevo" porque se ratifican "todas las líneas políticas y económicas y los dirigentes". El Congreso no ha mostrado ningún gesto de apertura y "lo único nuevo ha sido una gran ofensiva ideológica como la que no se veía desde el inicio del quinquenio gris".
Para Blanco el Congreso augura una "nueva etapa stalinista" que abre la puerta a una "purga" contra las figuras más aperturistas, como podría indicar la reciente expulsión del economista Omar Everleny del Centro de Estudios de la Economía de la Universidad de La Habana.
Por su parte, el intelectual Pedro Campos afirmó desde La Habana que los resultados del congreso "van a tener un efecto bastante negativo en la población en general", no solo por lo que se ha ratificado sino por lo que se desprende de los discursos. "Es un jarrón de agua helada para toda la gente que esperaba cambios", destacó.
Por su lado, el líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), José Daniel Ferrer, comentó que su organización no esperaba otra cosa del congreso. "Sabemos que a la edad que tiene la dirigencia del partido único que tiraniza el país difícilmente alguien cambie de parecer y quiera actuar con justicia".
El congreso, señaló Ferrer, pretende "reafirmar y seguir gobernando la nación de forma férrea y no contemplan en lo más mínimo ninguna medida o reformas que permitan mejorar en algo la vida de los cubanos".
"Vamos a seguir teniendo represión y miseria, sin soluciones reales a los problemas que este mismo partido, esa vieja guardia y la familia Castro ha traído para Cuba", remarcó Ferrer.
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