Para Cuba: Una nueva historia. Por Rafael Azcuy González.
Un periodista español comentaba hace poco que lo más curioso no es como se escribe la historia sino como se borra y así ha sucedido en Cuba durante la era castrista: la soslayaron, negaron y encubrieron.
Será imprescindible que una nueva hornada de historiadores, desprejuiciados, objetivos y sin apasionamiento, emprendan la impostergable tarea de reescribir esa historia de más de medio siglo y que educadores conscientes y capaces realicen los nuevos programas y confeccionen los correspondientes libros de texto a la luz de los nuevos enfoques con los que se formen a las actuales y futuras generaciones. Decía Oscar Wilde que el único deber que tenemos con la historia es reescribirla.
Escrita acorde a la historia real. tal y como sucedieron los hechos, la crónica fría sin comentarios personales ni politizada, despojada del anti-norte americanismo y del nacionalismo que tanto daño nos han hecho. Tendrá que aclararse el importante papel jugado por los Estados Unidos en nuestro conflicto con España, su intervención en la guerra y su actuación en la formación de nuestra república, así como en la reconstrucción del país tras una guerra devastadora que llevó a su ruina total y casi diezmó su población (verdadero antecedente del Plan Marshall y ejemplo de relación entre una nación poderosa y otra débil y pequeña). Todos los esfuerzos de los norteamericanos para enseñarnos como gobernarnos, los que pasaron a ser un tabú para todos los cubanos, pues sólo debíamos tener la versión del máximo líder con respecto a nuestro pasado y uno de sus dogmas más horribles y mentirosos fue el de intentar hacer creer que Martí había creado un solo partido y el comunista era nada más y nada menos que su continuador histórico.
Tendrán que ser críticos a carta cabal con nuestros defectos como pueblo para tratar de inmunizarnos contra ellos para siempre: “Cuando no llegan, se pasan” había sentenciado Máximo Gómez. El caudillismo, el protagonismo, el oportunismo y la demagogia, la megalomanía, la autosuficiencia, nuestra ceguera para dejarnos conducir por los “picos de oro”, los que hablan bonito, la odiosa adulonería en que caemos y el maldito culto a la personalidad. En ellos están gran parte de las causas de nuestros males republicanos que nos han impedido lograr la unidad a lo largo de los años para luchar con eficiencia contra los tiranos.
En cuanto al último régimen se impondrá desentrañar su naturaleza manipuladora y tergiversadora de los hechos, negando la historia en unos casos, velando los sucesos y las figuras principales para ocupar sus jefes y personeros los lugares protagónicos, de la misma manera que fueron eliminados todos los rivales políticos y militares que podían disputarle el poder. Desde tempranos momentos, en el juicio por los sucesos del Moncada, Fidel Castro dio un cuadro distorsionado y desolador de la republica que luego de repetirlo una generación tras otra, para tratar de convertirlo en verdad, dejó un amargo sabor de que todo en ella fue atraso, retrogrado, sórdido y caduco, sin ninguna virtud ni logros, sin reconocer ni uno solo de sus grandes progresos que admiraba todo el mundo. Todo lo redujo al término peyorativo de nombrarla pseudorrepublica o neocolonia, que era según Castro, el compendio de todos los males cubanos en el pasado siglo, para así justificar la instauración de un régimen improductivo y fracasado como el socialismo que escudó a su cruel dictadura –la más larga de la historia americana y quizás del mundo- que llevo al país a los peores momentos de la colonización española con sus poderes omnímodos y convirtió a Cuba en un país de emigrantes y exiliados diseminados por todo el mundo, sin economía, moneda, ni industria, con algunos logros sociales que fueron en detrimento de todo tipo de libertad individual.
Tendrá que analizarse el “majaseo” de los Castro en las montañas orientales de donde no salían a darle el frente al enemigo y enviaban a sus segundos a enfrentar las balas. Con magníficos suministros, dinero y a salvo de las pocas incursiones a que se atrevía el ejército batistiano, mientras en el llano y las ciudades caían decenas de jóvenes como José Antonio Echevarría, los hermanos País, Saiz y Amejeiras, en lucha desigual, acosados por los sicarios envalentonados. También habrá que explicar cómo eliminó a las grandes figuras de su revolución: Frank País, Camilo Cienfuegos, Che Guevara, Huber Matos y otros que terminaron muriendo misteriosamente en las prisiones o bajo el fuego homicida de los paredones de fusilamiento.
Sería muy extensa la relación de hechos que habrá que esclarecer: la leyenda de Playa Girón sobre Castro, donde se le otorgó por los adulones del régimen y el propio Castro aceptó, el título “nobiliario” de Héroe de Girón, donde se le atribuyó, además de haber dirigido la batalla, el supuesto hundimiento del Houston. El propio Gallego Fernández, que tuvo una alta responsabilidad en esos hechos, ha dicho en la prensa que no había nadie allí para recibir órdenes ni consultarle en las decisiones que tuvo que tomar por su cuenta. Las nefastas y tristes aventuras internacionalistas y su responsabilidad con los miles de víctimas, dirigiendo combates a miles de kilómetros desde La Habana en salas refrigeradas…
Los hechos relacionados con el narcotráfico, el fusilamiento del general Ochoa y su juicio amañado y sucio. La Crisis de Octubre o de los Misiles y como puso Fidel Castro al mundo al borde del holocausto nuclear, convirtiendo a la Isla en una súper base soviética, sometiendo al país como nunca a la voluntad de una potencia extranjera. La represión castrista y la creación por todo el país de cientos de nuevas prisiones inhumanas, surrealistas. El número exacto de los fusilados o muertos en prisiones así como de los balseros tragados por el mar. La guerra civil que duro más de siete años, tanto en las ciudades como en las montañas, comenzando en el mismo año 1959, encabezada por los alzados contra el gobierno, ex oficiales del Ejército Rebelde, que tuvo su máximo exponente en el Escambray, donde habrá que determinar el número exacto de víctimas, de condenados y de familias llevadas a los pueblos cautivos por todo el país.
En fin será una obra monumental que habrán de enfrentar historiadores, investigadores, sociólogos, antropólogos, arqueólogos, estadísticos, periodistas. Miguel de Cervantes escribió hace varios siglos: “La historia es emula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo porvenir”.
____________________________________________
|