"La brutalidad policial en Cuba parece como si estuvieramos viviendo un mal sueño de los pasados tiempos". Por Carlos Díaz Olivera.
"Maldito el soldado que apunta su alma contra su pueblo"... Simon Bolivar.
La brutalidad policial en Cuba parece como si estuvieramos viviendo un mal sueño de los tiempos pasados cuando los Esteban Ventura y Conrado Carratalá caminaban, o mejor dicho, se paseaban en autos llenos de matones por las calles de la Habana repartiendo bofetones, patadas por el trasero y plomos del cal. 45 a todos aquellos jóvenes que se interponían en su camino, y si ese camino era del 26 de Julio, o del 13 de Marzo estudiantil, pobre de ellos, acababan en un barranco o en una calle botado y lleno de huecos. Tremendo coraje había que tener para combatir clandestinamente en la ciudad y de manera desigual a aquellos esbirros que detentaban el poder, y la impunidad para matar detener y torturar en las masmorras del SIM, del Buro de investigaciones, o en cualquier estacion de policia de la epoca.
Muchos jóvenes se jugaban la vida para desterrar para siempre esas vejaciones que sufría nuestra Cuba. Hoy y de manera alarmante notamos el florecimiento de nuevos Venturas, nuevos Carratalaes que dejan en ridículos a sus antecesores zombis del pasado, y que como si fueran resucitando en los nuevos esbirros de una dictadura que deja muy atrás a la dictadura del señor Fulgencio Batista, nos referimos nada más ni nada menos que a la dictadura de dictaduras de los hermanos Castro, que como la de Fulgencio tienen su cuna natal en la provincia de Oriente, con una particularidad a señalar, que es que en ambos casos nada heredaron de los heroicos Maceos, Céspedes, Quintín Bandera, Frank País, Pepito Tey y otros muchos leones del Oriente bravío.
Muchas veces de niño, junto a mi familia visité al Cacahual donde descansan dos héroes de nuestras luchas independentista, el hombre y caballero de honor, el caudillo de la rebeldia nacional cubana, el Titán de Bronce, Lugarteniente General Antonio Maceo Cabrales y el fiel y valeroso Capitán Panchito Gómez Toro, y me pregunto, ¿qué pensarían estos dos héroes y luchadores por la libertad de todos los cubanos al contemplar la brutalidad que este régimen criminal, del general sin glorias y si honra alguna, Raúl Castro Ruz, emplea y aplica contra su pueblo?, me imagino al Titán oriental cargando contra estos asesinos, y junto a Maceo, los mambises dignos que con el machete en la mano le seguirían en la lucha contra la ignominia y la opresión.
¿Qué pensaría aquel poeta entre los poetas, que cuando tuvo que dejar a un lado la pluma y coger el revólver y montar en el caballo por el amor a la libertad y el amor a su tierra, al ver como los esbirros de un régimen traidor a su pueblo, golpea brutalmente a damas que llevan en su alma la blanca pureza de sus ideas y en sus manos una flor como arma moral que exije libertad y justicia?. ¿Qué pensaría nuestro apóstol José Martí al ver cuánta infamia cometida por estos criminales que defienden todo, menos los intereses de su pueblo?, pero, y el libertador glorioso Simón Bolivar con esa visión de la justicia y la democracia aludía: "Cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho... Maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo"...
Policía o soldado, si eres capaz de golpear a mujeres y niños, si eres capaz por mezquinos privilegios de cumplir con esa orden vergonzosa, estonces tú no eres cubano, si no sientes el dolor de la injusticia de una dictadura infame y traidora, entonces tú no eres cubano, si ves como como golpean a tu pueblo y permaneces callado, tú no eres cubano, si no te alzas y te rebelas ante la miseria en que se encuentra Cuba, tú no eres cubano, si reprimes, si golpeas, si toturas y si ayudas a cometer o cometes un crimen, tú no eres cubano, tú eres un esbirro más de la dictadura, de la momia maléfica de Fidel Castro y de su hermano Raúl Castro que algún día tendrán que responder por toda la destrucción de la patria cubana, por todas las lágrimas que nuestras mujeres y hombres han derramado, por toda la sangre que han vertido en los pelotones de fusilamientos, en las mazmorras castristas, o en los campos de la UMAP, o en el mar, ahogados por tratar de alcanzar la libertad, por los héroes que cayeron en Girón, en el Escambray.
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