CUBA: Mendigos de hoy. Por Martha Beatriz Roque Cabello.
Información de Yainé Pintado Aldaya:
El ciudadano Raúl Aguilera Muñoz, que fue entrevistado en el municipio de la Habana Vieja, en la calle Egido esquina a Monte, comenta: “Vivo en las calles, ya que no tengo familia; me alimento de desechos y duermo en los parques, portales y en la terminal de ferrocarriles. Para poderme calzar, busco zapatos viejos en los contenedores de basura”. Muy contento enseñó un par de zapatos tenis que se había encontrado, que a pesar de estar rotos, sucios y quedarle grandes, puede utilizarlos para darle un poco de calor a sus pies, ya que hasta ese momento estaba descalzo. Afirma Aguilera Muñoz: “De Fidel Castro y su hermano Raúl no quiero nada, solo que algún día tengan que pagar por mis sufrimientos”. Seguidamente se explayó en expresiones de todo tipo contra el régimen y sus principales dirigentes.
La Habana, 20 de abril de 2013.
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INFORMACIONES DE LA RED CUBANA DE COMUNICADORES COMUNITARIOS Y FOTOS DEL DIA 9 DE ABRIL CUANDO TRATANDO DE SALIR EN UNA MARCHA DE LA SEDE DE LA COAQLICION CENTRAL OPOSITORA EN SANTA CLARA VILLA CLARA GOLPEARON A JOSE LINO ASCENCIO Y VLADIMIR MORERA.
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Acoso policial Por: Leonardo Cancio Santana Ponce.
María Arcos Rodríguez, de 54 años de edad, con carné de identidad 59040706299, vecina de carretera Cayo Espino, La Gota, en el municipio de Manzanillo, provincia Granma, quiere dar a conocer el acoso policial de que es objeto su hijo Reiniero Arcos Rodríguez, de 23 años de edad. Hace 5 años fue amenazado por el capitán José Guiarte, el cual lo atropelló con una moto Jagua y le apuntó con su pistola, acusándolo de ladrón de bueyes, siendo absuelto en esa ocasión por el Tribunal Municipal de Manzanillo. Tiempo después continuaron provocándolo, lo acusaron de atentado y luego de un juicio amainado, lo condenaron a 5 años de privación de libertad, que cumplió primero en el Centro Típico de Las Novillas, por ser menor de edad y después en la prisión de menores de Bayamo. Fue puesto en libertad el 24 de agosto de 2012. El día 7 enero de 2013 fue acusado de tenencia ilegal de armas de fuego, le realizaron un registro, sin encontrarle pruebas, lo llevaron a Instrucción Policial en Manzanillo, lo trasladan al llamado Punto de Bayamo y fue liberado el 15 de enero. Allí le pidieron que cooperara como informante, y él se negó. El 20 de marzo intentaron realizarle un registro en su casa, que no se pudo efectuar, debido a que la orden no llevaba su nombre, sino el de otra persona. El 9 de abril, al dirigirse a su casa, en un lugar llamado Ceiba Caridad, pasó cerca de un operativo que le estaban realizando a otras personas los carros patrulleros 538 y 550 y lo golpeó un policía llamado Yoanqui. Lo llevaron al hospital, le dieron un certificado de lesionado y lo condujeron a la Delegación de Policía de Manzanillo Posteriormente lo trasladaron al Punto, situado en la carretera de Las Tunas, donde permanece incomunicado. María Arcos, como madre, denuncia la violación de los derechos humanos por la golpiza que le propinaron a su hijo y los maltratos dados a ella por parte del jefe de la policía de Manzanillo, José Saborit y del delegado del MININT. Expresa que todo esto se lo están haciendo por negarse él a ser un informante de la policía. Destaca además que Reiniero es una persona enferma, que padece de un síndrome disociable.
Esta es María Arcos Rodríguez, la mamá de Reiniero.
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Mis desgracias en estos 54 años Por Arnaldo Ramos Lauzurique
Julio Ponce de León Heredia, de 64 años, con carné de identidad No. 48072500541 y residente en el municipio de Batabanó, provincia de Mayabeque, hace un largo relato de las vicisitudes por las que ha pasado -junto con su familia- desde 1959, cuando triunfó la denominada Revolución; que no es fácil de resumir. Relata: “Procedo de una familia negra, originaria de Managüises, provincia de Matanzas, que al morir mí abuelo dejó desamparados a su esposa, Cándida Rosa Aguiar, y tres hijos, un varón que era mi padre, de nombre Juan Ponce de León Zulueta. Abuela partió para La Habana, alrededor de 1933, a buscar una colocación y afortunadamente la contrataron unos americanos. Con la ayuda de ellos pudo traer a sus hijos para La Habana y alquilar un cuarto”. ”A mi padre, -Juan Ponce- que entonces tenía 12 años, le consiguieron una beca en la Academia Militar del Caribe y a mis tías las matricularon en escuelas de oficios”. “Mi abuela trabajó con varias familias americanas, unas a otras la recomendaban a sus conciudadanos al irse del país. Así estuvo hasta 1959 cuando con la que laboraba, se vio obligada, como tantas otras, a abandonar Cuba cuando comenzaron las intervenciones a los negocios privados, por parte del régimen”. “Mi padre, gracias a su formación académica, llegó a estar destacado en varios cuarteles, hasta llegar a ser Jefe del Cuartel Maestro de la Escuela de Cadetes de Managua, cargo que ocupaba al iniciarse 1959“. “Salió de la casa 1ro. de enero de 1959 para el campamento de Managua, donde se encontraba destacado, y 3 días después no sabíamos nada de él. El país se estaba paralizado por una huelga general y no había transporte. Con 10 años de edad, partí con un tío a pie hacia el campamento de Managua. En el puente de La Chorrera un jeep militar, con miembros del ejército de Batista nos informó que mi padre estaba bien y que se encontraba acuartelado, por lo que retornamos a nuestra casa”. “Los días siguientes, fueron terribles en nuestra casa en Mantilla. Los soldados rebeldes, totalmente borrachos, balaceaban a toda hora y así se adueñaron del país”. “Unos días después volvió mi padre, traía la mirada perdida, las lágrimas le corrían por las mejillas y a veces mencionaba nombres de fugitivos y fusilados. En esas condiciones lo remitieron al hospital psiquiátrico de Mazorra, donde le aplicaron electroshocks, que era la mejor medicina que se le podía dar a un supuesto “casquito” de Batista. Además estuvo ingresado en varias dependencias psiquiátricas, donde generalmente los tratamientos fueron los mismos electroshocks”. “Lo retiraron con solo 68 pesos mensuales, y a pesar de ser un hombre instruido, por su condición de ex soldado, solo le ofrecían trabajos de menor importancia en la construcción”. “Después de muchos años de penurias murió, nos informaron que fue debido a un derrame cerebral, pero en su exhumación, dos años después, sospechamos que había sido asesinado, ya que se apreciaba una fractura en la parte inferior y posterior del cráneo. Ello es solo el preámbulo de los atropellos que ha tenido que sufrir en estos 54 años mi familia, que se compone de 21 persona”. “Cuando al triunfo de la Revolución, mi madre no tenía dinero para pagar la casa donde vivíamos y mi padre estaba ingresado en Mazorra, mi tío le cedió su casa y se fue a vivir a San José de las Lajas. A partir de ahí mis hermanos y yo, al constituir familias, ampliamos la vivienda y la reconstruimos en mampostería, hasta que en 1985 le fabricamos la placa”. “Mi padre tuvo que pagarle al Estado la casa que construyeron desde 1953, en Cuarta No. 16, en Mantilla; donde residen aún mis hermanos, que son herederos de su abuelo. Como mi abuelo falleció sin dejar testamento, en 1971 nos quitaron el terreno donde estaba la casa y tuvimos que pagar la vivienda que la familia había construido. A mí me quitaron la franja de terreno donde estaba construyendo desde 1971 y no pude continuar completando la vivienda, que no pudo ser legalizada e hicieron edificaciones aledañas allí”. Julio incluye en su testimonio otros atropellos posteriores hacia él y sus hijos, para ser relatados ulteriormente.
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Sin maestros Por: Yainé Pintado Aldaya.
En la escuela primaria Luis Augusto Turcios Lima, ubicada en San Juan Bosco entre Barreto y Delicias en el Municipio de Guanabacoa, La Habana, la sub directora, nombrada Marjela, convocó a una reunión de padres, el martes 2 de abril de 2013. Informó que los alumnos de las aulas Segundo B y C, se encontraban con atrasos en sus clases debido a que las profesoras de ambos grupos presentaron certificados médicos en varias ocasiones, para poder justificar sus ausencias, que aparentemente eran debidas a que realizaban otras labores con una mayor remuneración, hasta que decidieron pedir la baja. La escuela lleva presentando desde hace aproximadamente 3 meses ésta situación, sin que el sectorial de Educación envíe los sustitutos correspondientes, lo cual indica la falta de maestros que caracteriza esa “priorizada” actividad. Marjela se ha visto en la necesidad de impartir parcialmente las clases a esos dos grupos, cuando sus otras actividades se lo permiten; el resto del tiempo una auxiliar se encarga de la disciplina. En algunas ocasiones, envían a los niños para sus casas sin haber concluido el horario de estudio. Una de las madres, llamada Mayra, preocupada por el aprendizaje de los estudiantes preguntó: ¿Cuál es la solución, entonces, porque está finalizando el curso escolar? La sub directora indicó que tenía en mente unir ambos grupos, con el consiguiente hacinamiento que ello conllevaría, no pudo dar una respuesta más concreta; y se limitó a pedir la cooperación de los padres para suplir las deficiencias existentes.
La Habana, 20 de abril de 2013.
Martha Beatriz Roque Cabello mbrcnuevocorreo@gmail.com
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