MIS OPINIONES: LA MUERTE DE HUGO CHÀVEZ. Por Noel Cruz.
La obvia noticia del momento y que acaparara los titulares por largo tiempo es la muerte del presidente de Venezuela Hugo Chávez. Como cubano, estoy obligado a escribir sobre el asunto dado a que bueno en los últimos 15 años Cuba ha estado extremadamente ligada a Venezuela. El país petrolero de Sur América, llego como Cristo Redentor a Cuba en los finales de los años 1990 cuando la isla atravesaba un difícil periodo económico en donde el único que sufrió las consecuencias fue nada más que el pueblo cubano. Comenzó a llegar el petróleo de Venezuela a borbotones, y los apagones siguieron por largas horas en la mayor de las Antillas, comenzaron a llegar importados miles de toneladas de alimentos a la isla, y continuaron los racionamientos impuestos por el gobierno cubano limitando el consumo de la canasta básica de la familia cubana. Recalco que el único que sufrió limitaciones y escases fue el pueblo cubano, pues a mí no hay quien me meta el cuento que alguna vez se vio a Fidel Castro haciendo la cola en la bodega para comprar el pan elaborado sin manteca y apenas con un poco de azúcar. Que nadie me diga que Fidel Castro tenía que salir a dormir al techo de su casa como hacían miles de familias cubanas cuando les cortaban el suministro eléctrico desde las 8:00 PM hasta las 6:00 AM del día siguiente. En fin, las relaciones del gobierno de Venezuela con Cuba (que es lo que viene al caso en este momento) solo sirvieron para expandir más allá de aguas territoriales cubanas, un sistema arcaico, ya obsoleto del que han prescindido muchos gobiernos en el globo terráqueo. Hugo Chávez fue un hombre de ideas equivocadas, para mí un hombre de enormes ideas equivocadas. Intento llegar al poder mediante un golpe de estado, y bueno, años después cuando ya estaba instalado en el poder intentaron pagarle con la misma moneda. Como no soy venezolano y nunca he visitado ese país, pues no me atrevo a hacerme eco de algunas declaraciones de aquellas personas que como yo no son ni han visitado Venezuela, y me atrevo a asegurar que muchos de estos ni saben la ubicación geográfica del país suramericano. No me alegro del mal ajeno, jamás lo hare, creo que el que se burla del dolor ajeno y saca lascas del sufrimiento de otra persona solo demuestra la pobreza y la miseria humana de la que está hecho. Además personalmente no hago leña del árbol caído. Si me hubiera gustado encontrarme con Hugo Chávez en persona y poder tener un debate respetuoso con él, aunque creo que solo en mi mente hubiera podido ser debido a razones obvias. Recuerdo cuando Chávez tomo posesión la primera vez, hablo del amor al prójimo y eso revolvió a las masas que lo escuchaban. Siempre he dicho que cuando dices a las personas lo que ellos quieren oír y no lo que tú quieres decir puedes hacer milagros. El embrujo del finado presidente funciono a la perfección hasta que por obra y gracia del destino decidió abandonar este mundo. En realidad y me abro a las críticas, no me alegro de la muerte de Chávez, me hubiera gustado que se retirara elegantemente perdiendo unas elecciones libres y sin la manipulación para ganar un nuevo escaño como presidente. Hubiera sido mejor, y quizás hubiera pasado a la historia como una persona hasta cierto punto respetable. Solo hasta cierto punto. Por supuesto, transmito a todo el pueblo de Venezuela mis deseos de que estos acontecimientos no desemboquen en un derramamiento de sangre y de odio. Como dijo Cristo “dejemos que los muertos entierren a sus muertos”. Creo que Venezuela tiene una lección que aprender, lección que hemos aprendido los cubanos a lo largo de estos últimos 50 abriles. A la familia de Chávez deseo que se tomen con fortaleza la pérdida de un ser humano que arrebató a otras familias otros seres humanos, pero en fin no soy Dios para juzgar ni para sentenciar los actos de otra persona. Mi capacidad es demasiado limitada para eso. Solo me siento hasta cierto punto feliz de que este desdichado acontecimiento abra las puertas para una democracia legítima. Quizás sin la influencia de Venezuela, Cuba pueda soñar también más allá de los límites que han impuesto sus gobernantes hasta en el derecho de pensar.
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