MIS OPINIONES: A pesar de los años. Por Por Noel Cruz.
A principios de 1959, la "rovolución" cubana se encargo de expropiar tierras, casas, y otros negocios a ciudadanos decentes que habían levantado sus capitales con el digno sudor de su frente. Otros habían hecho negocios ilícitos con mafiosos que visitaban La Habana alguna que otra vez. Pero el caso, es que la mayoría de los cubanos decentes, invirtieron de sus capitales para establecer comercio en la nación mas próspera de toda América en aquel entonces. Las personas que no conocían el sistema que se avecinaba a reinar en la Isla de Cuba, al principio, presas del desconocimiento y la euforia por un cambio político, apoyaron a las figuras que surgían en aquel entonces. Muchos otros se dieron cuenta de que se avecinaba una tormenta, cuando lograron divisar los negros nubarrones que traían consigo aquellas palabras lanzadas al aire entre multitudes que contaban con ciegos fanáticos como hasta nuestros días existen. Los que crecimos bajo aquel sistema, lo hicimos adoctrinados para en nuestro subconsciente creer que el gobierno de los Estados Unidos es el único y verdadero responsable de la desgracia y el atraso del pueblo cubano. Cuando me encontraba trabajando en una emisora de radio de la capital cubana hace algunos años, por aquel entonces el Vice canciller era quien hoy en día ocupa el titular de ese ministerio en Cuba, Bruno Rodríguez Parilla quien se encontraba recorriendo el país con representantes de la Asamblea Nacional Cubana para dar charlas en las escuelas sobre la ley Helms Burton y la ley Torricelli, que según los comunistas, al caer la “rovolucion” les quitaría las propiedades a los cubanos para dejarlos en la calle y estas pasar nuevamente a ser posesión de sus antiguos dueños. En una de esas escuelas a las que se presentó el hoy “flamante” canciller cubano, llegaron un grupo de estudiantes de diferentes edades. La arenga política en contra del gobierno de Estados Unidos no se hizo esperar y cuando el clamó y adoctrinó a todos los allí presentes con la explicación de que esas leyes expropiarían a los cubanos de los techos donde viven, fue entonces cuando pidió a una niña de no más de diez años que se parara para hacer uso de la palabra. Bruno Rodríguez le preguntó a la pequeña si ella entendió algunas de sus palabras a lo cual la jovencita respondió afirmativamente. Luego le pregunto a manera de interrogatorio policial, a que lugar iba a ir ella cuando los americanos le quitaran la casa donde ella vivía. La sabiduría de esa niña me impactó, cuando con lo corto de su estatura se levantó como toda una gigante y le ripostó a Rodríguez, “yo no voy a ir a ningún lugar, yo me quedo en mi casa porque mi casa la construyó mi papa con mucho sacrificio, pero si esos imperialistas le quitan la casa a usted, puede venir tranquilamente a la mía que en ella se le dará refugio si usted lo necesita”. El canciller quedo como todo un estúpido ante la sincera e inocente respuesta de esa pequeña que supo mantenerse erguida ante toda explosión espontanea de aplausos y risas de los allí presentes. Al paso de los meses volví por aquellos lugares y pregunte por la niña y nadie me supo contestar de qué escuela era o dónde vivía, lo cierto es que ese momento quedará en mi memoria mientras tenga uso de ella. Cuando van a entender los comunistas que Estados Unidos no tiene un “bloqueo” contra Cuba, simplemente lo que tiene es un EMBARGO. Y este embargo se debe a la millonaria deuda que tiene Cuba con Estados Unidos cuando a partir de 1960 dejo de pagar intereses y prestamos a aquellos bancos que habían apostado por invertir en Cuba, para levantar una sociedad de la que todos hasta la llegada de los barbudos estaban orgullosos. Hablando con un anciano que estaba sentado en el muro del malecón antes de marcharme de Cuba, me dijo con visibles lágrimas en los ojos textualmente: “Ya La Habana no brilla como brillaba antes, más nunca vamos a volver a hacer lo que éramos antes”. Cuanta razón tenía mi interlocutor, ahora comprendo cuan deteriorada esta la sociedad cubana, ya no me refiero a los edificios o la economía deprimente que existe, sino a los hombres y mujeres en general. Me gustaría encontrarme con la valiente niña y con el anciano del malecón, para poder decirles algo que se ha convertido en mi fiel lema cuando hablo de mi Cuba querida, “saben lo último que se pierde es la esperanza, tengo un amigo por allá por New Jersey, que me levanta el ánimo cuando mi tristeza ronda el corazón, dándome esperanza de que Cuba será libre Anyway”...
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