ARGENTINA: Carta de un exmigrante a la presidenta. Por Leandro Fleischer.
Tras residir casi siete años en el exterior, regresé a la Argentina en fechas recientes. Cuando me encontraba fuera del país no tuve tiempo de informarme de lo que estaba sucediendo aquí últimamente, por lo que pedí a unos conocidos que me pusieran al día. Y estoy realmente sorprendido. Me han dicho cosas horribles de usted.
No puede ser que sea cierto. Sin embargo, tanta gente contándome lo mismo me obliga a hacerle algunas preguntas, a fin de confirmar su total inocencia y sus excelentes intenciones para llevar adelante el país, mejorar la economía y dar a la ciudadanía libertad por medio de su único y espectacular modelo.
Sé que usted podrá desmentir las siguientes acusaciones, bastante horripilantes, y dejarme tranquilo.
¿Es cierto que usted hace propaganda política en el canal del Estado? ¿Es cierto que utiliza fondos públicos para humillar a los que no piensan del mismo modo en los medios, y que mantiene varios mediante testaferros? No, no lo creo. Los que me contaron esto deben de ser agentes de algún medio opositor.
¿Es cierto que mandó a los honorables inspectores de la AFIP [Administración Federal de Ingresos Públicos] a un empresario inmobiliario que le criticó, porque no puede soportar las críticas y amedrenta a todo aquel que se oponga públicamente a sus políticas? No, seguramente habré entendido mal. No puede ser: usted, que tanto defiende los Derechos Humanos, no puede comportarse de manera tan autoritaria. Aquí hubo un malentendido.
¿Es cierto que anda por ahí expropiando empresas como YPF, cuya privatización apoyó en el pasado? No, usted no es una ladrona, ni puede llegar a caer en tamaña contradicción. ¿A qué burgués sin escrúpulos puede ocurrírsele semejante disparate?
¿Es cierto que su vicepresidente tenía algunos negocios oscuros en la empresa que se encarga de imprimir la moneda y que usted expropió la compañía para tapar todo y encubrir a aquél? Seguro que mi fuente está mal informada. Nunca desconfiaría de su honestidad, señora.
¿Es cierto que en ocho años incrementó su patrimonio en más de un 3.540%? No lo creo. De ser cierto, seguramente se debe a su excelente olfato para los negocios, y que seguro que destina grandes cantidades de su dinero a los pobres. Me niego a creer que usted se hizo rica a costa de los ciudadanos.
¿Es cierto que hay sindicalistas oficialistas y exoficialistas multimillonarios, que poseen propiedades que jamás podrían tener a su alcance? Hmmm, seguro que son cosas del ahorro y, de nuevo, el olfato para los negocios. ¿A quién se le puede ocurrir que ese dinero se ha robado? ¡Por favor!
¿Es cierto que su hijo es el líder de una organización, denominada La Cámpora, que basa su éxito en colocar a jóvenes oficialistas en empresas estatales y expropiadas que no hacen sino perder dinero público? ¿Es cierto que los miembros de La Cámpora realizan tareas de adoctrinamiento a lo largo y ancho del país sobre niños indefensos? No. Seguro que se trata de una organización encargada de producir, generar empleo y educar honradamente, a la cual algunos miembros de la burguesía intentan descalificar con malignos objetivos.
¿Es cierto que su plan de dar fútbol gratis a la población le sale al Estado a mil millones de pesos por año, y que la estatizada Aerolíneas Argentinas pierde aproximadamente la misma cantidad... pero en dólares? No, seguramente son empresarios desquiciados los que dan esas cifras, y todo esto ayudará a recuperarnos económicamente y a que más personas tengan acceso a un derecho tan básico como el fútbol.
¿Es cierto que hay excesivas trabas para comprar moneda extranjera y enviar dinero al exterior? ¡No! ¿Cómo iba a dañar así a las personas? Imposible.
¿Es cierto que si quiero viajar al extranjero tengo que declarar los motivos, y cuánto dinero llevo? ¿Es cierto que sólo puedo cambiar mi dinero por la moneda del país al que me dirijo y no por otra? ¡Uf! ¿Por qué le interesaría a usted esa información, y por qué me iba a dictar qué moneda debo comprar? ¡Mentiras! Mi señora presidenta jamás haría semejante barbaridad.
¿Es cierto que si gasto mil pesos en el supermercado tengo que dejar mis datos para que me investigue la AFIP? ¡Ya! Deben de haberse confundido los que me dijeron esto. Seguramente ellos dejaron esos datos para un sorteo o algo por el estilo ¿Por qué estarán todos tan paranoicos? No los entiendo, pero seguro que los pobres piensan en Gobiernos que hubo antes de que usted y su marido nos trajeran su modelo salvador.
¿Es cierto que las trabas a la importación son tan duras que la inversión está cayendo y los precios disparándose, circunstancia que está perjudicando a las empresas grandes, medianas y pequeñas, y que es complicado incluso conseguir medicamentos? No, seguro que es palabrerío barato de los neoliberales menemistas de los 90.
La lista de acusaciones no termina aquí, señora. Pero por hoy basta. Estoy confundido. No obstante, estoy seguro de que usted podrá desmentir todo con extrema facilidad y desenmascarar a la burguesía, que no acepta su modelo de inclusión nacional. Solo espero que no lo haga por cadena nacional, como me han dicho que suele manifestarse.
Le saluda cordialmente,
Leandro Fleischer.
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