CUBA: Así viven muchos cubanos después de más de medio siglo con los castros en el poder absoluto totalitario. Por Martha Beatriz Roque Cabello.
Guilberto Mora Morales, vecino de calle 5ta. # 18314 entre C y D, reparto Segunda Ampliación de Alturas de Luyanó, municipio San Miguel del Padrón me comunica lo siguiente:
“Esta es mi casa y todo lo que tengo en esta miserable vida. Desde 1983 vivo en estas condiciones y no hace mucho pasaron por aquí funcionarios de la vivienda y generosamente me prometieron materiales como tejas de fibrocemento, vigas de madera, ganchos de agarre y puntillas para reparar mi morada. Todo parecía muy real, me dieron un vale donde detallaban todos los materiales que me deberían entregar, pero aquí en nuestro país, la felicidad nunca es completa, de todos esos materiales, solo me entregaron las tejas de fibrocemento que si no las manipulabas con extremo cuidado se te partían en las manos porque son de muy mala calidad. Con respecto a los otros materiales, eso nunca me fue entregado. Yo me paso casi todo el día reparando roturas porque soy jefe de brigada en la Empresa de Acueducto y me cuesta reparar mi casita para yo vivir como un trabajador decente”.
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William Leal Acosta, vecino de la misma dirección plantea lo siguiente:
“Mi mamá tiene 61 años, ella se llama Domitila Acosta Hernández y desde el año 80 está recurriendo a todos los medios habidos y por haber debido a que la casa donde ella nació se derrumbó y por ser ella una persona de la tercera edad sólo tenía una forma de darle solución a su problema, recurriendo a la Reforma Urbana y ha escrito cartas al Consejo de Estado en la Plaza de la Revolución y le dieron respuesta que le van a resolver el problema y todavía no le han resuelto nada ya mi mamá ha perdido las esperanzas de tener su casa nuevamente”.
La Habana, 5 de junio de 2012.
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Yoania Calderón Rodríguez, vecina de calle C #7638 Interior entre 1ra y 5ta, Reparto Luyanó Moderno, municipio San Miguel del Padrón, La Habana, denuncia lo siguiente:
“Todo el vecindario conoce mi situación soy una madre que tiene dos niñas que alimentar y no he recibido ayuda de nadie, el CDR que es el Comité de Defensa de la Revolución no ha hecho nada por mí, los trabajadores sociales ni se diga, esos se aparecen de Pascua a San Juan y no puedo trabajar porque entonces quien me cuida a mis hijos, ellos comen lo que aparezca en el momento, si es arroz sólo bienvenido sea, si vienen los huevos al mercado los tres decimos ¡Aleluya!, pero hay días en que no podemos comer nada”.
Esta es Yoania Calderón Rodríguez y sus dos hijos.
Yusleidis Calderón Rodríguez, vecina de la misma dirección plantea lo siguiente: “Vivo en condiciones degradantes, mi casa mide 6 metros de largo y 6 metros de ancho y en ella convivimos 10 personas, 6 mayores y los demás son niños menores de 8 años. Dormimos prácticamente uno encima del otro, el techo se filtra por todos los rincones de la casa. Hemos ido a todos los órganos del Estado y la respuesta es que no tienen materiales, cada vez que nos reunimos con el Delegado del Poder Popular, se pide que se planteen los problemas y al final no resuelven nada y para colmo hay una fosa en la entrada del pasillo y esto no sólo me perjudica a mí, sino también a mis vecinos y cada vez que llueve la fosa se desborda y se nos inundan las casas, la misma está llena de criaderos de mosquitos. Mis vecinos y yo hemos ido a Aguas Negras de La Habana para qué la destupan y le den una reparación adecuada, pero es como si estuviéramos hablando con la pared, no nos hacen caso y estamos en una situación embarazosa hace más de 6 años”.
Esta es Yusleidis Calderón Rodríguez
Véase aquí el nivel de pobreza
Clara Ivón Herrera Oluje, también de la misma dirección, denuncia lo siguiente: “No sé por dónde empezar, he sufrido tanto en esta vida que ya me cuesta trabajo sonreír, mi situación no es de ahora, mi casa está así hace más de 20 años y no porque yo quiera, sino por la necesidad económica y humanitaria que siempre he tenido. En varias ocasiones he planteado mi problema al Delegado del Reparto y a la Reforma Urbana, pero siempre la misma respuesta: No te desesperes, ten paciencia. Esas son las palabras mágicas, pero día a día lucho contra la humedad que produce una fosa que está en el patio de mi casa, esa fosa está acabando con lo poco que queda de mi vivienda, fui a la Empresa de Aguas Negras para quejarme y nada, después fui a la Empresa de Acueductos y tampoco me ha dado respuesta. Es tan grande mi desespero que le plantee a la Reforma Urbana que me trasladaran para un albergue sabiendo que perdería mi propiedad, pero ni eso ha podido conseguirme este “saláo” gobierno”.
La Habana, 5 de junio de 2012
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