¿Qué es la solidaridad?. Por Leandro Fleischer.
En estos últimos meses, he tenido varios debates con profesores y compañeros de la Universidad Bar Ilán en Israel, donde estoy estudiando mis últimos años de carrera. Este tipo de intercambio de opiniones también los suelo tener con amigos y familiares.
El punto de mayor desacuerdo lo tenemos cuando debatimos acerca de la "solidaridad". Según mis "adversarios", si el Estado no se entromete violentamente en nuestros bolsillos, la situación sería cahótica, pues los empresarios explotarían a los empleados, la diferencia entre las clases sociales se agrandaría excesivamente, se crearían monopolios, unos pocos tendrían casi toda la riqueza y, por lo tanto, los niveles de pobreza y desempleo también crecerían masivamente, dejando, de este modo, a la mayor parte de la población sin salud, educación, etc. En otras palabras, como resumiera esta errónea idea uno de mis compañeros de clase: "el país se transformaría en una anarquía de ricos".
En este artículo, voy a dejar de lado las criminales ideas comunistas que derivaron en cientos de millones de muertes y son tan ridículas e incongruentes que no tiene sentido refutar. El sólo hecho de que para divulgar sus ideas comunistas utilicen medios capitalistas, comprueba la "seriedad" de sus argumentos.
Ahora bien, convengamos que uno no puede ser solidario y violento al mismo tiempo. Si como "solidaridad" entendemos "ayudar al prójimo" queda claro que el hecho de robarle a otro a punta de pistola no es ser solidario. No creo que a aquel que sufra un asalto a mano armada, le agradezca al delincuente por su "solidaridad".
Los estatistas me dirán: "pero alguien debe ocuparse de los que menos tienen". Muy bien, supongamos entonces que yo agarro un cuchillo y comienzo a obligar a la gente a entregarme su dinero y pertenencias al tiempo que los amenazo con cortarles el cuello si no lo hacen. Inmediatamente después de hacerme con el capital y las propiedades de los demás, le entrego parte o todo a los pobres ¿Podría considerarse que soy una persona solidaria?
Los estatistas justifican el asalto a mano armada con el fin de que exista la solidaridad. Me pregunto si también justificarían la violación sexual con el fin de que existan los orgasmos o la natalidad.
Esta contradicción es tan notoria que no comprendo cómo aquellos que se autodenominan "solidarios" y aseguran oponerse a la violencia son los que más la defienden y justifican.
Mucha gente suele pensar instintivamente que cobrar impuestos no es un acto violento, sino solidario. Cuando les demuestro que sí lo es, suelo recibir dos tipos distintos de respuestas: una minoría acepta la naturaleza violenta de la política tributaria, pero la considera "necesaria" con el objetivo de que haya una "redistribución justa de la riqueza". Sin embargo, la gran mayoría niega rotundamente que se trate de violencia, pero aún nadie pudo argumentar su respuesta.
Pero que el Estado utiliza la violencia para hacerse de nuestro capital está fuera de toda discusión. Si uno se negara a pagar impuestos, vendrán a buscarlo policías armados, se le confiscarán sus propiedades y, además, terminará en prisión.
La utilización de amenazas y armas contra gente inocente nunca puede dar buenos resultados. No puedo esperar que me ayude quien roba ni que me cuide quien me apunta con su revólver. Como dijera Ayn Rand: "una pistola no es un argumento". Este método es el que utiliza la mafia: "pagame para protegerte de que yo no te incendie el local". No importa lo que me digan, no existe diferencia alguna entre ambas formas de recaudación para obtener un "servicio" o "ayudar al prójimo".
Ahora bien ¿Qué es la justicia social? ¿Quién decide acaso cuánto robar y a quién robarle y por qué razón hacerlo? ¿Con qué derecho? ¿Acaso exigir al gobierno que asalte a uno para darle a otro no es alentar a la violencia?
Otro grave problema de lo que hoy se entiende por "solidaridad" es que no se sabe en qué bolsillos termina el dinero hurtado. Al no entregar nuestro capital de forma voluntaria ¿cómo podemos saber si estamos ayudando a alguien que realmente lo necesita o no? Generalmente, los que se hacen con esas "donaciones" son parásitos de todo tipo, quienes se autoproclaman líderes de diversas "luchas" por "la justicia social" y prefieren que hayan pobres para poder seguir recibiendo dinero de los que producen sin necesidad de trabajar (politicos, sindicalistas y demás).
En su afán de defender al socialismo, el presidente de Brasil "Lula" Da Silva, acabó criticándolo contundentemente con la siguiente frase dicha en una entrevista concedida al diario español "El País": "Es preciso primero construir el capitalismo para después hacer el socialismo; hay que tener qué distribuir antes de hacerlo". O sea, el capitalismo es lo que genera producción, riqueza, empleo, etc y el socialismo es el que llega después a aprovecharse del fruto de las creaciones, ideas y esfuerzo de todos, lo roba pistola en mano para repartírselo entre burócratas parásitos y holgazanes que no producen nada más que violencia. No suelo compartir ideas con Lula, pero en este punto no podría concordar más con su explicación de lo que es el socialismo, aunque desde ya, considero que no debe ser implementado.
El Estado no produce nada, sino la gente cuando hace uso de sus libertades individuales con el objetivo de mejorar su propio nivel de vida. Cualquier limitación que se le imponga a dichas libertades individuales, sólo producirá resultados negativos. Si, por ejemplo, como dueño de un bar, el Estado me quita altas sumas de dinero, no podré contratar más personal o, incluso, me veré obligado a despedir empleados. Eso producirá que el servicio de mi comercio empeore, las ventas disminuyan y el desempleo aumente.
Quien debe decidir los precios no es el Estado, sino el libre mercado. El consumidor es quien mejor decide el precio de un producto o servicio determinado, pues es lo que él necesita y está dispuesto a entregar parte de su capital de manera voluntaria por ello. El consumidor no tiene por qué pagar por servicios o productos que no utiliza o precios elevados a causa de los impuestos. Eso es ayudar al prójimo: Simplemente no robarle.
Ya vemos lo que sucede en Grecia cuando una enorme cantidad de personas dependen del Estado. No podemos ser esclavos de los caprichos de un grupo de parásitos con poder que decidan sobre nuestras vidas y bolsillos a punta de pistola en nombre de la "solidaridad".
El sistema que utilizan los parásitos con poder es siempre el mismo: Les hacen creer a los pobres que son unos inútiles y que sólo el Estado puede ayudarlos. Después les dan un poco de arroz y agua, pero por el otro lado siguen imponiendo regulaciones que limitan la libertad de los que producen, lo que genera más desempleo. El Estado necesita que haya gente que dependa de él para poder seguir existiendo. Hay mucho dinero hecho sin esfuerzo alguno en juego y nadie quiere que se acabe.
Sólo el Estado puede producir monopolios y, sólo sin su intervención, puede existir la libre, sana y legítima competencia. Sólo el Estado puede aumentar la pobreza y el desempleo al limitar la producción, exportación, importación, etc. Sólo el Estado puede esclavizarnos con su papel pintado llamado dinero y perjudicar nuestros bolsillos al imponer precios ridículos sin comprender ni interesarse en los intereses del consumidor. Sólo el Estado puede hacernos creer en sus centros de adoctrinamiento mal llamados centros educativos que toda esta violencia es necesaria en pos de la solidaridad, cuando lo único que crea es resentimiento entre los individuos, parasitismo, miseria y, sobre todo, esclavitud.
El solidario le pide aquel que produjo pobreza que ayude a los pobres, pero no que le de oportunidades corriéndose del camino. El solidario alienta la limitación de la producción y del desarrollo, que es lo que nos da un mejor nivel de vida. El solidario justifica el uso de la violencia en lugar de la libre competencia. El solidario condena el éxito y aplaude al parásito que agrede. En resumen, el solidario es un hombre peligroso que nos perjudica a todos y, sobre todo, a los que más dice ayudar.
El tan odiado libre mercado es lo que genera las oportunidades, el solidario las destruye.
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